Estudio explica relación entre genética y sonido con rendimiento de colmenas de abejas

Las abejas son vitales para sostener la biodiversidad, producción de alimentos y bienestar humano. De ellas dependen ecosistemas silvestres y agrícolas, la seguridad alimentaria, que muchas comunidades tengan recursos de sustento y que las personas puedan aprovechar su producto natural con beneficios como alimento y medicinales.

Para Chile y Biobío es un rol ecológico y social especialmente relevante. Son polinizadoras clave para diferentes árboles tanto nativos como frutales y relevantes para la agricultura, además de producir miel que es pilar de la apicultura que se desarrolla en varias comunas y brindar varios componentes con propiedades nutricionales y terapéuticas como ceras, jalea real y propóleo. Y se exportan al mundo miel y abejas.

De hecho, el más reciente reporte del área reveló que en Chile hay 11.583 apicultores y Biobío concentra casi 11% de la actividad nacional, que se distribuye en todo el territorio y de la pequeña a la gran escala.

Y por eso favorecer la salud y rendimiento de estos insectos es crucial a nivel socioecológico, y para ello surgió un estudio multidisciplinario desarrollado por un equipo de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc) en vínculo con apicultores de Santa Juana.

La doctora Maribet Gamboa, académica de la Facultad de Ciencias, expuso que la inquietud surgió de los apicultores al notar diferencias en la productividad de colmenas sometidas a iguales cuidados, y se propuso indagar el estado de las abejas mediante la genética asociada al sonido que emiten. Y hubo interesantes resultados que permiten correlacionar las aristas.

La investigación

“Los apicultores tienen varias preguntas acerca de qué les pasa a las colmenas. Visité diferentes apiarios y me mostraron que había colmenas donde abejas eran más pasivas y otras más activas. Las pasivas se levantaban tarde, tenían menos número de individuos, iban a flores cercanas, y por tanto la producción de miel era menor”, contextualizó.

Así se planteó la investigación, posible de materializar con financiamiento del del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (Cibas). El objetivo fue analizar el rendimiento de las colmenas mediante genómica que estuvo a cargo de la investigadora, junto a análisis de ruido del que se encargó el doctor Iván Hinojosa, académico de la Facultad de Ciencias. Para ello se dejaron micrófonos en las colmenas y se recolectó ADN de las abejas.

Como principal resultado Gamboa destacó que “las abejitas que son pasivas o lentas tienen posiblemente un sistema inmune más débil, eso quiere decir que pueden enfermarse mucho más que las que son activas. Y se encontró que hay patrones de sonido diferentes entre las colmenas de bajo y alto rendimiento”.

Profundizando en lo genético, se halló alta cantidad de genes el sistema inmune asociados a la lentitud o rapidez. “Las abejas que son más rápidas tienen genes asociados con la floración, esto llamó la atención de los apicultores. Creemos que cuando existe floración de maqui, las abejas que son más rápidas si dirigían directamente al maqui”, comentó.

El proyecto incluyó educar a la comunidad, difundiendo mensajes sobre la importancia del tema, arista a cargo de la doctora Zenahir Siso de la Facultad de Educación de la Ucsc. Para ello se consideró a profesores de colegios para que traspasaran la información.

Más estudios e impactos

Los resultados dan una base de conocimiento e instan a seguir profundizando. Por ejemplo, determinar genes que ocasionan que haya abejas con sistemas inmunes debilitados, más propensas a enfermedades y menos productividad, y cómo mejorar el estado de salud. Para ello se espera obtener nuevos fondos.

Gamboa relevó que avanzar en el futuro podría llevar en el futuro a generar vacunas o algún tipo de medicina. “La salud de las abejas es lo más importante y esto da un paso más para entenderlas y ayudar a la apicultura de la Región”, cerró.