$4.510 millones: proyectan para febrero el comienzo de obras de muro de contención en Río Andalién
21 de Noviembre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
El anunciado muro sedimentador del río Andalién entró oficialmente en fase de ejecución tras ser adjudicado, dando inicio a la última pieza del plan maestro de encauzamiento del Andalién–Nonguén, diseñado después de las crecidas de 2006.
La estructura, que busca controlar el arrastre de sedimentos antes de que alcancen la zona urbana de Concepción, pretende reforzar la seguridad hidráulica de uno de los cauces más intervenidos y estratégicos de la región.
La Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) del MOP confirmó que el contrato —por $4.510 millones con IVA incluido— ya pasó a etapa de protocolización y garantías, que, de ser aprobada, habilitará la entrega del terreno, con plazo máximo para el 12 de diciembre. “Este proyecto ya está adjudicado, con toma de razón de Contraloría durante este mes”, señaló el director regional de la DOH, Claudio Morales.
El sedimentador se levantará en el sector Trinitarias, cerca del kilómetro 10 de la ruta hacia Cabrero, punto donde el sistema pluvial comienza a transportar los mayores volúmenes de material fino, arena y gravas provenientes de la cuenca alta. Estas acumulaciones, conocidas como colmatación, reducen progresivamente la sección útil del cauce y disminuyen la capacidad de conducción de los muros fluviales, obligando a limpiezas extensas y recurrentes cada invierno.
En cuanto a su trayectoria presupuestaria, el proyecto inició con un monto base de $4 mil 430 millones, el cual debió ajustarse tras la primera licitación debido a alzas de insumos y requerimientos extraordinarios para manejo de cauce. La oferta de ICT Ltda. —$4 mil 194 millones netos— resultó la más conveniente según el informe de adjudicación, superando en evaluación técnica y económica a ICAFAL, Bozic, Seinco y Govial (esta última desistida por alzas de costos).
Con su implementación, las labores de mantención dejarán de distribuirse en más de 10 kilómetros de cauce y se concentrará en un punto diseñado específicamente para capturar material antes de que alcance sectores densamente habitados como Collao, Nonguén y Pedro de Valdivia Bajo. “La obra permitirá minimizar los impactos de los sedimentos en la zona urbana”, afirmó Morales, destacando que fortalecerá el sistema de operación preventiva construido desde 2010.
El proyecto, sometido a evaluación ambiental y con permisos técnicos actualizados, considera 360 días corridos de ejecución. El MOP anticipó que, una vez instaladas las faenas, se iniciará un ciclo de difusión y coordinación con comunidades y actores locales, dada la magnitud e impacto operativo del diseño.
Se estima que el inicio de obras sea en febrero de 2026.
Detalles de la obra
Acerca de sus dimensiones, la construcción consiste en una barrera transversal de 300 metros de longitud y casi 5 metros de altura, destinada a crear una zona de desaceleración del flujo donde los sedimentos transportados por el Andalién puedan depositarse de forma controlada. El conjunto incorpora muros estructurales, mantos de enrocado, accesos laterales para maquinaria pesada y un sistema de restitución hidráulica que asegura continuidad aguas abajo tanto en crecidas ordinarias como en eventos de mayor intensidad.
Además, incluye un núcleo protegido por un enrocado en conjunto con filtros granulares sobre geotextiles, lo que evita la socavación interna. El diseño establece taludes diferenciados: uno más tendido aguas arriba, que estabiliza la zona de deposición, y otro más empinado aguas abajo, reforzado para disipar energía. Sobre la coronación se habilitará un camino transitable para inspección durante eventos climáticos críticos.
Inmediatamente aguas arriba de la barrera se implementará una cubeta de sedimentación, con volumen útil suficiente para concentrar limpiezas estacionales sin intervenir tramos extensos. Se habilitarán explanadas y rampas para cargadores frontales y camiones tolva, con capacidad estructural para operar en ventanas climáticas acotadas durante la temporada seca.
Ambientalmente, el diseño incorporará obligaciones definidas por la DOH: control de material particulado, manejo de residuos, protección del ecosistema ribereño y evaluación arqueológica preventiva. Las restricciones asociadas al régimen hídrico obligan a ejecutar las obras en períodos de bajo caudal.
Con esta intervención, el MOP cerrará el sistema integral de encauzamiento Andalién–Nonguén, que en los últimos 15 años sumó defensas, muros longitudinales y correcciones hidráulicas. La nueva infraestructura permitirá estandarizar la mantención estacional, anticipar comportamientos del cauce y complementar el Estudio de Modelación Hidráulica del Andalién, orientado a depurar escenarios de inundabilidad.
Observaciones desde la hidráulica fluvial
Para profundizar en la dimensión del proyecto, Diario Concepción recurrió al académico de la Universidad de Concepción (UdeC), Óscar Link. Ingeniero civil y doctor en el área por la Technische Universität Darmstadt en Alemania, es uno de los principales especialistas del país en dinámica fluvial, socavación y transporte de sedimentos. Link ha investigado por años los procesos que determinan el comportamiento del Andalién y otros ríos de la zona centro-sur.
Para el especialista, la obra sedimentadora plantea beneficios operativos, pero también desafíos relevantes sobre la dinámica natural del cauce. Link sostuvo que el nuevo dispositivo “viene a complementar las obras de encauzamiento realizadas tras las inundaciones de 2006”, pero advierte que el enfoque con que fue concebido “entiende al río como un alcantarillado de aguas lluvias, omitiendo su carácter de sistema fluvial complejo, con procesos geomorfológicos, ecológicos y sociales”.
Desde su perspectiva, la decisión de retener sedimentos aguas arriba del tramo urbano —para luego extraerlos mediante limpieza y enviarlos a botaderos— puede resultar contradictoria con el funcionamiento propio del Andalién.
Respecto de los efectos aguas abajo, Link planteó reparos: “El sedimentador cortará el suministro de sedimentos hacia el tramo urbano, lo que generará erosión de riberas y del fondo del cauce para ajustar su pendiente y ancho a las nuevas condiciones”. Según afirmó, el déficit de sedimentos puede afectar la estabilidad de los taludes construidos tras 2006 —mayoritariamente terraplenes y excavaciones en tierra— y alterar los hábitats de barras e islas donde se desarrollan macroinvertebrados, peces y vegetación ribereña.
Sobre el origen del material arrastrado, el académico descarta que se trate de una anomalía hidrológica: “La producción de sedimentos del Andalién es la esperable para una cuenca en condiciones naturales. La deforestación y los incendios aumentan la erosión superficial, pero no necesariamente la cantidad de arena y grava que llegan al cauce”. A su parecer, la pérdida de capacidad del tramo urbano responde más a un problema geométrico.
“La sedimentación se generó cuando el encauzamiento dejó la pendiente longitudinal prácticamente horizontal, muy inferior a la natural, que era de unos 50 centímetros por kilómetro”, explicó.
Consultado sobre el diseño, señaló que la eficacia de un sedimentador depende críticamente de la altura del muro y del tiempo de detención que permite al material depositarse: “A mayor altura, mayor capacidad de retener partículas; si no se mantiene, el efecto se pierde”. En una cuenca como esta, aseveró, las limpiezas deberán ser anuales para evitar saturación. En episodios extremos, en cambio, el sistema no actúa como barrera: “Durante grandes crecidas, el canal evacuador permite que el sedimento pase arrastrado por el agua”.
Finalmente, respecto de medidas complementarias en la cuenca, consideró innecesarios los controles de erosión aguas arriba: “La producción de sedimentos que genera pérdida de capacidad ocurre principalmente en el mismo cauce; es más efectivo estabilizar riberas que intervenir la cuenca”.