Ante cuestionamientos: CUT Provincial Concepción defiende Ley de 40 Horas
28 de Noviembre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
La discusión sobre la Ley de 40 Horas volvió a instalarse en el centro del debate – en medio de la campaña presidencial- luego de que el diputado José Meza (Partido Republicano) cuestionara su sentido práctico con la frase: “¿Qué saco yo con decirle a la gente: ‘mire, usted ahora tiene una jornada de 40 horas, se va a ir más temprano a la casa’, ¿a qué? A encerrarse”. Su comentario, vinculado al clima de inseguridad que —a su juicio— impide aprovechar ese tiempo adicional, reabrió una controversia que había permanecido contenida desde la entrada en vigencia de la primera etapa de la reforma.
Todavía cuando la ley avanza de forma gradual —con el paso inicial de 45 a 44 horas semanales ya aplicado—, persisten dudas sobre su impacto real. Estas se concentran en ámbitos como productividad, reorganización de turnos y capacidad de adaptación en rubros con operación continua. En sectores donde la estructura laboral es más rígida, la adecuación ha exigido ajustes internos que no siempre resultan simples, especialmente en faenas que dependen de turnos rotativos o de procesos permanentes que no pueden interrumpirse.
En el Biobío, la conversación adquiere un peso particular debido al predominio de actividades industriales, portuarias, forestales, logísticas y de servicios, donde la continuidad operativa es central y la flexibilidad de la norma se ha puesto a prueba.
Aunque la reforma fue aprobada en 2023 tras un debate legislativo extenso y acuerdos tripartitos entre Gobierno, sindicatos y gremios empresariales, su aplicación práctica ha reactivado tensiones ya presentes durante la tramitación. Estas van desde cómo equilibrar la reducción horaria con la continuidad del servicio hasta la necesidad de criterios de fiscalización claros y de mecanismos suficientemente flexibles para sectores que dependen de turnos rotativos o de procesos permanentes.
Percepción en el mundo laboral
Sin embargo, el estudio “Transición hacia una jornada de 40 horas: bienestar y productividad de trabajadores de empresas certificadas con Sello 40 Horas”, elaborado por el Ministerio del Trabajo, muestra una realidad más matizada. Según sus resultados, más del 75 % de los trabajadores reporta mejoras en bienestar y conciliación personal, y cerca del 90 % declara niveles de productividad, iguales o superiores tras la reducción de jornada.
El informe también muestra efectos relevantes en ámbitos menos visibles de la jornada laboral: un 67 % de los trabajadores califica su salud mental como buena o muy buena, y un 83,8 % reporta un mejor estado de ánimo tras la reducción horaria. La satisfacción laboral alcanza al 85,9 %, mientras que cerca del 90 % declara mantener o incluso mejorar su productividad, cifras que contrastan con los temores de una caída en desempeño o en continuidad operativa.
Modalidades como la jornada 4×3 o la banda horaria se han consolidado como prácticas habilitantes, mientras que el trabajo a distancia y la compensación de horas con días de descanso también figuran entre los mecanismos mejor evaluados. Aun así, el estudio advierte brechas de percepción entre empleadores y trabajadores, especialmente respecto del aumento de carga laboral en ciertos rubros.
Análisis gremial
Desde la CUT Provincial Concepción, su presidente, Mikel Capetillo, planteó que la discusión sobre las 40 horas no puede analizarse sin distinguir la mirada empresarial de la mirada de los trabajadores. Según señaló, el trabajo “no es solo una actividad económica”, sino un espacio que define proyectos de vida, vínculos sociales y condiciones materiales.
A su juicio, el debate empresarial ha estado marcado por una lógica centrada únicamente en eficiencia y ganancias. “El empresario no hace el negocio desde el punto de vista social”, afirmó, y agregó que hoy predominan modelos donde “los economistas y negociantes, lo único que quieren es maximizar las ganancias”. Bajo este enfoque, sostuvo, la reducción horaria aparece vista como un problema y no como un avance en derechos laborales.
Consultado sobre la posibilidad de que esta primera etapa (44 horas) haya intensificado la carga de trabajo, reconoció que ese fenómeno existe y no es nuevo, relacionándolo con problemas estructurales previos. Explicó que en Chile “no se mide cuánta carga de trabajo debería tener un trabajador” y que en rubros como el mediático, el teletrabajo o los contratos con artículo 22, las funciones tienden a incrementarse sin una regulación efectiva.
El dirigente ejemplifica con el retail, donde incluso antes de la reducción horaria ya se observaba una tendencia a la multifuncionalidad: “Empezaron a buscar funciones para que el trabajador que desempeñaba un solo rol lo hiciese con dos, luego tres, y así con el mismo sueldo”. Según él, algunas empresas aún intentan cumplir la norma usando mecanismos como el ajuste del horario de colación o la reorganización interna, sin reforzar los equipos: “Hay que poner a trabajar a más gente, y no reducir la hora con la misma dotación”.
En adición, Capetillo indicó que la medición —a través del Cuestionario de Evaluación de Riesgos Psicosociales en el Trabajo (SUSESO-ISTAS)— puede ayudar a evidenciar estas prácticas. “Esta nos va a permitir identificar cuándo efectivamente se está aumentando la carga de trabajo”, comentó, destacando que los sindicatos participan en los comités donde esos resultados se analizan y pueden impulsar correcciones.
Por último, y acerca de la claridad normativa para sectores con turnos rotativos o faenas continuas, el dirigente es crítico: “La ley ha salido siempre con requisitos, buscándole la vuelta”. Según explica, el espíritu original de la reforma deja espacios amplios a la interpretación, lo que ha obligado a la DT a emitir dictámenes aclaratorios. Aun así, sostiene que persisten dudas relevantes sobre cómo aplicar la reducción en modalidades especiales de jornada.
“El turno rotativo genera varias dudas y habrá que seguir implementando para ver cómo funciona en la práctica”, finalizó.