Una hora diaria de actividad física en escuelas: del desafío a las oportunidades de la nueva ley

30 de Noviembre 2025 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Isidoro Valenzuela


Este 25 de noviembre se promulgó la Ley 21.778, que busca combatir al nocivo sedentarismo que está permeando el desenvolvimiento habitual y promover una sana vida activa desde etapas tempranas, al obligar a todos los establecimientos a garantizar al menos 60 minutos al día de actividad física en la jornada escolar, desde educación parvularia hasta media.

En este contexto, la ley propicia que se ofrezcan a estudiantes instancias para diferentes prácticas, juegos o deportes para cumplir una hora diaria, que es además de la asignatura Educación Física que es parte del currículo con mínimo dos horas lectivas semanales. La norma incluye promover acciones de activación cognitiva, y todo se debe dar en un marco de inclusión para todo estudiante.


Incluso si hay retos para su implementación, la rey se reconoce como un avance necesario y oportunidad valiosa para abordar la grave crisis de los hábitos nocivos y el prevalente sedentarismo que están enfermando a la población que aparecen a etapas cada vez más jóvenes, y así mejorar la salud presente y futura de las nuevas generaciones.

Es que las cifras son alarmantes: la Encuesta Nacional de Actividad Física y Deporte 2024 del Ministerio del Deporte reveló que sólo 26,4% de escolares de 5 a 17 años cumplen el nivel de actividad física recomendada a su etapa. Y el Mapa Nutricional de Junaeb ha confirmado que más del 50% de este grupo tiene sobrepeso u obesidad.


En este fenómeno ahondan Katherine Rozas y Rafael Zapata, especialistas del Centro de Vida Saludable (CVS) de la Universidad de Concepción (UdeC).

Los beneficios


Las evidencias son robustas y crecientes sobre los amplios beneficios de realizar actividad física de forma suficiente y regular, con efectos de lo inmediato al largo plazo. Y la inactividad es complejo
factor de riesgo que atenta contra la salud y vida.


“La actividad física es un pilar fundamental para la salud y bienestar integral: contribuye al desarrollo físico, fortalecimiento muscular y salud cardiovascular, también tiene impacto positivo en la salud mental y emocional”, sostiene Rozas, profesora y magíster en educación física.

En beneficios a la salud física en la edad escolar están fortalecer al sistema óseo y muscular, adquirir o potenciar habilidades motoras, mejorar coordinación y equilibrio, y mejorar la condición  cardiorrespiratoria y metabólica que contribuye a reducir factores de riesgo y prevenir enfermedades crónicas como obesidad, resistencia a la insulina, diabetes y problemas cardiovasculares futuros.


En lo mental y emocional, releva que reduce estrés, ansiedad y síntomas depresivos, y favorece autoconfianza, habilidades socioemocionales, y cohesión social. También destaca que “la actividad física estimula la neuroplasticidad y el desarrollo cognitivo, mejorando la atención, la memoria y la capacidad de aprendizaje de niños y adolescentes”.

Así, hay efectos positivos individuales y otros colectivos que propician el bienestar social.


“El sedentarismo se asocia con menor rendimiento académico, problemas de concentración, incremento del riesgo de sobrepeso y enfermedades metabólicas”, advierte.

Ley contra la crisis


El grave problema es que el formato del sistema educativo favorece la inactividad física, con largos días para recibir clases en un asiento, pocas horas de educación física formal y recreos breves. Además, las formas de socialización y recreación actual suelen ser usan inactivamente dispositivos y estar frente a pantallas.

“Aun cuando la literatura ha reportado la importancia de los centros educativos para fomentar la actividad física, el sistema es predominantemente sedentario. No sólo la jornada es extensa y extenuante, las clases son predominantemente inactivas, y los recreos se han transformado en espacios y tiempos de uso de celulares e inactividad”, sostiene Zapata, especialista en actividad física y deporte, miembro del equipo ejecutivo del CVS, y académico investigador en la Universidad Santo Tomás de Los Ángeles.


Hay una urgente necesidad de cambiar los estilos tradicionales, aquí se enmarca y esperanza la ley que busca asegurar el cumplir las recomendaciones de actividad física para la edad escolar.

El  investigador releva que, apoyado por evidencia irrefutable y entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mínimo aconsejado para niños y adolescentes es una hora diaria para su sano desarrollo.


Implementación efectiva: oportunidades cotidianas, sencillas y efectivas

Ante la promulgación de la legislación han surgido interrogantes sobre lo viable o complejo de implementar y todos establecimientos, entre los que hay muy diversos en sus condiciones y recursos, logren incorporar esos 60 minutos diarios.


La ley establece su aplicación gradual en dos etapas; la primera incluye al nivel de educación parvularia a cuarto básico, la segunda de quinto básico a cuarto medio. Además, obliga a que colegios readecúen infraestructura y capaciten al personal, entre otros aspectos necesarios.

En este sentido, Katherine Rozas y Rafael Zapata reconocen que se plantean varios desafíos que se deben abordar para el éxito de la iniciativa, que incluyen tanto aspectos de inversión, espacios y logística de escuelas, hasta sobre todo no sobrecargar a docentes que suelen tener demanda alta.


Aunque hay experiencias y evidencias que demuestran que existen alternativas sencillas, baratas y efectivas. “La evidencia felizmente da la posibilidad de leer que hay estrategias multicomponentes para incorporar actividad física. Implica que desde el desplazamiento es una oportunidad -no depende 100% de la escuela-, luego en las clases lectivas se pueden incorporar
pausas o descansos activos, o los recreos se pueden hacer activos”, sostiene el académico.


De hecho, ha liderado trabajos recientes que comprueban lo posible y efectivo de las estrategias.

Un proyecto piloto en un colegio de Los Ángeles implementó instancias como pausas y recreos activos, y se motivó exitosamente a escolares a dejar el celular y participar de actividad física. Y en una iniciativa FIC-R, de mayor envergadura, se implementó en numerosas escuelas locales un programa de descansos activos en clases de distintas asignaturas con promisorios resultados.


“Hay diversos momentos en la escuela en que podemos incorporar actividad física. Se puede requerir infraestructura, pero con algunos materiales podemos montar recreos físicamente activos y en aulas implementar pausas activas, y así aproximarnos al desafío de los 60 minutos”, afirma.

Y la profesora Katherine Rozas enfatiza lo fundamental de aprovechar instancias habituales a lo largo de la jornada. “Integrar la actividad física de forma rutinaria y distintos momentos del día refuerza la adopción de hábitos saludables, mejora atención y aprendizaje, y reduce los efectos negativos del sedentarismo. Además, permite que niños la perciban como parte de su vida diaria y no sólo como asignatura, fomentando la continuidad de los hábitos lo largo de su desarrollo”.


Para ello, releva que es clave la coordinación y apoyo de familias para reforzar la vida activa y hábitos saludables fuera del contexto escolar, más allá de cumplir la ley.

Experiencia de ejemplo


“Clases Activas + Convivencia y Salud Mental Escolar” es el proyecto FIC-R financiado por el Gobierno Regional del Biobío que lideró desde la UdeC Rafael Zapata, que en días recientes presentó sus resultados de impacto que transforman en experiencia de ejemplo de los beneficios y oportunidades valiosas dentro de las escuelas y jornadas regulares para incorporar la actividad física a  diario, incluso con nula o escasa inversión.

Zapata explica que el proyecto se sustentó en un modelo teórico de creación de escuelas activas, particularmente con descanso activo en aulas. Al respecto, precisa que “en nuestro estudio los descansos activos son lo más viable, porque no requiere inversión, sino un aula y en nuestro caso un data show para proyectar contenidos, y eso es accesible en Chile”.


El trabajo incluyó crear un programa de descanso activo ligado a contenidos de distintas asignaturas y una plataforma web, además se diseñó y aplicó instrumentos para evaluar los efectos de la intervención que se implementó por 12 semanas en establecimientos de la Región del Biobío. Al inicio y final se aplicaron instrumentos que evaluaron múltiples parámetros en escolares.

“Evaluamos variables físicas como condición física, competencias motrices, variables académicas como el Diagnóstico Integral del Aprendizaje que se realiza tres veces al año, el autoestima escolar


y el clima del aula, entre otras. Y las conclusiones son interesantes y promisorias”, manifiesta.

Sobre ello destaca que se observaron mejoras significativas en niveles de actividad física diaria, competencias motrices, autoestima escolar, convivencia y clima del aula.


Ello impulsa a Zapata y su equipo a avanzar. Si bien cerró el proyecto, quedó de producto la plataforma digital gratuita para establecimientos públicos de la Región, y ahora el objetivo es mejorar la herramienta en distintos ítems para amplificar los impactos, para lo que se proyecta postular a un concurso que dé financiamiento estatal.

Pero, la meta es mayor: “soñamos con llegar al Ministerio de Educación pronto, ojalá el próximo año, y decida incorporar la plataforma para todo el país”. Así, desde la investigación local, se podría aportar con una efectiva herramienta que apoye la implementación de la ley y, más importante, impacte en el bienestar integral de las comunidades educativas chilenas.


Los establecimientos públicos con interés deben escribir un correo electrónico rafaelzapata@udec.cl para acceder a la plataforma.