Los incendios forestales de Valparaíso y Viña dejaron, una vez más, en evidencia la capacidad de resiliencia con la cual cuenta nuestro país ante situaciones que suelen ponernos de rodillas. Desde Chiguayante fuimos testigos de aquello en la Navidad del año 2022, cuando las llamas azotaron al Manquimávida y pusieron en vilo a cientos de familias.
A cada catástrofe o emergencia de proporciones los noticieros, incansablemente, dejan de manifiesto el lado solidario de cientos de instituciones, donde el voluntario generoso parece ser la consigna que busca levantar, nuevamente, a cientos de vecinos y vecinas.
En ese escenario son bomberos, brigadistas, carabineros, ejército, rostros televisivos, influencers, quienes acaparan noticieros y portadas por su labor desinteresada por el bienestar del prójimo. Es en ese contexto donde muchos parecen olvidar el compromiso de dirigentes vecinales que siempre han sido los primeros en poner la atención donde la vulnerabilidad puede transformarse en tragedia.
En Chiguayante, hace mucho, entendimos el valor que aportan a los procesos preventivos la mirada de quienes, en el territorio, ejercen liderazgos. Es así como la Oficina de Emergencia, en conjunto con la empresa privada, sumó esfuerzos a las directivas vecinales del borde cerro en el Manquimávida para, en conjunto, construir políticas preventivas que permitan enfrentar de mejor manera los posibles incendios de verano o los deslizamientos de tierra en invierno.
Directivas de Jackson Papen, Valle la Piedra 1 y 2, Santo Domingo, Villa La Pradera 1 y 2, Lican Rayen y Valle del Sol han sabido, desde la generosidad, dar vida a la a Agrupación Borde Cerro la cual, en forma permanente, ha participado colaborativamente generando acciones que permitan inviernos y veranos más tranquilos para la población, disminuyendo riesgos y vulnerabilidades, y haciendo de la acción participativa una herramienta válida para la prevención.
Así mismo, es destacable la labor de organizaciones como la Unión Comunal de Adulto Mayor, presidentes de clubes deportivos, Unión Comunal de Junta de Vecinos, organizaciones de jóvenes, voluntariados y numerosas agrupaciones que a través del diálogo y la colaboración trabajan por el bienestar de nuestros vecinos y vecinas.
Los hechos tristes de febrero nos recuerdan, necesariamente, la importancia del trabajo previo en conjunto con nuestros dirigentes vecinales o barriales. Es el trabajo de ellos sumado al de la institucionalidad el que puede hacer diferencias sustanciales en cómo se enfrentan distintos fenómenos naturales.