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Trastorno bipolar en Chile: especialista explican cómo vivir mejor con este diagnóstico

Equipo Digital
Fotografía: Pixabay | Contexto
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El trastorno bipolar es una condición mental crónica que afecta el estado de ánimo de quienes lo presentan, alternando períodos de depresión profunda con fases de exaltación emocional conocidas como manía o hipomanía. Aunque muchas veces es confundido con simples cambios de ánimo, su diagnóstico requiere un análisis clínico detallado y suele aparecer entre los 20 y 30 años, con un fuerte componente genético.

Según explica el psiquiatra Álvaro Wolfenson, académico de la Universidad de Chile, uno de los grandes desafíos es que esta condición ha estado históricamente rodeada de prejuicios y estigmas. “Eso dificulta que las personas consulten a tiempo y acepten el tratamiento”, advierte. A diferencia de otros trastornos del ánimo, el trastorno bipolar requiere estabilizadores como el litio, la lamotrigina o el valproato, ya que los antidepresivos podrían empeorar los síntomas.

Mantener una vida estable es posible si se sigue un tratamiento adecuado. Dormir bien, evitar el consumo de alcohol y drogas, realizar actividad física, contar con apoyo familiar y asistir a psicoterapia son pilares fundamentales. “Con un buen manejo, las probabilidades de control exitoso de la enfermedad son altísimas”, asegura el doctor.

No obstante, la falta de adherencia al tratamiento —provocada muchas veces por la negación del diagnóstico o el estigma social— sigue siendo uno de los principales obstáculos. Por eso, la psicoeducación, los grupos de apoyo de pares y la intervención familiar son herramientas terapéuticas clave. “Los grupos de pares generan comunidad, contención y ayudan a entender la enfermedad desde la experiencia compartida”, agrega Wolfenson.

El rol de la familia también es central. Escuchar sin juzgar, acompañar en las crisis y apoyar el seguimiento médico puede marcar una gran diferencia. “El trastorno bipolar no es un problema de voluntad. Es una condición médica y debe tratarse como tal”, enfatiza el especialista.

Finalmente, Wolfenson entrega un mensaje esperanzador: “El trastorno bipolar tiene tratamiento y no impide llevar una vida plena y significativa”. Aceptar la vulnerabilidad anímica, seguir las indicaciones médicas y contar con redes de apoyo transforma la forma de vivir con este diagnóstico.