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A 91 años del tornado de Concepción: el desastre natural que quedó inmortalizado en un mural

Equipo Digital
Fotografía: Harry Benöhr | Proyecto Memoria
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El 27 de mayo de 1934, la ciudad de Concepción fue escenario de un violento tornado que arrasó con árboles, techos y viviendas desde la Desembocadura del Biobío hasta la zona donde hoy se emplaza la Universidad de Concepción.

El fenómeno, calificado como F3 en la escala Fujita-Pearson, alcanzó vientos de entre 250 y 320 kilómetros por hora, dejando un saldo devastador: veintisiete personas fallecidas, cerca de 500 heridos y más de 3 mil damnificados.

La cuenta Proyecto Memoria, que rememora los grandes desastres naturales ocurridos en Chile con fines pedagógicos, destacó que este evento dejó una profunda huella en la historia penquista, al punto de haber sido representado en una obra artística emblemática de la ciudad.

El tornado en el mural “Historia de Concepción”

El artista Gregorio de la Fuente retrató el tornado de 1934 en una escena del mural “Historia de Concepción”, ubicado en el edificio que antiguamente albergaba la Estación de Trenes de Concepción. Ese inmueble fue durante años un importante punto de conexión regional y nacional, pero resultó gravemente dañado tras el terremoto de 1939 y debió ser reconstruido.

Según indican archivos periodísticos de ese entonces, se convocó a un concurso para dotar al nuevo edificio de una obra que se integrara armónicamente a su sobria arquitectura. El mural, pintado entre 1943 y 1946, fue instalado en la sala destinada a pasajeros de primera clase.

La escena que representa el tornado muestra a una persona atrapada por una columna de aire a gran velocidad, con un gesto de espanto o de auxilio. Se trata de una representación única en el arte chileno sobre este tipo de fenómenos naturales.

Un desastre poco recordado

A lo largo de su historia, Chile ha enfrentado al menos 21 tornados y trombas marinas. Sin embargo, muchos de estos eventos no han quedado grabados en la memoria colectiva. La obra de Gregorio de la Fuente no sólo rescata el recuerdo de aquel desastre de 1934, sino que también sirve como una advertencia visual sobre la vulnerabilidad del país ante fenómenos meteorológicos extremos. Asimismo, la falta de infraestructura tecnológica para detectarlos a tiempo.