Segundo cero a cero consecutivo y una señal de que, cuando los rivales se cierran, a Deportes Concepción le cuesta. Más allá de eso, el “León” intentó, fue el único de los dos que salió dolido con el empate y el punto ante Wanderers le sirve para cerrar esta fecha entre los 5 primeros del torneo de la B, a 6 puntos del líder Copiapó. Así fue la vuelta a Collao, con más de 11 mil personas que se fueron gritando “Ladrón”.
El primer tiempo mostró a un equipo lila que intentaba por todos lados, pero chocaba constantemente contra una visita que desde un inicio apostó todo al empate. Ese muro hecho para llevarse el cero fue la mayor dificultad de los penquistas, que comenzaron probando débilmente con Cáceres -se juntó bastante en el arranque con Valdivia- y Saavedra enganchando una bien para sacar un pobre centro.
Lo más claro estuvo en pies de Ulises Ojeda, dos veces probando desde larga distancia y obligando a dos buenas tapadas de Miranda, una arriba y otra sacando derechazo arrastrado. También intentó Valdivia un par de veces por el mismo expediente, aunque sin provocar demasiado riesgo. ¿Alguna otra? Un cabezazo elevado por Joaquín Larrivey, ariete que no se mostraba muy fino posteando o devolviendo a sus compañeros.
De los caturros, en tanto, solo llamó la atención un tiro lejano y muy ancho de Luna, que siempre se vio bien encimado por Astete y Martínez. Wanderers proponía muy poco, pero comenzaba a jugar con la desesperación morada.
La cancha del Ester Roa respondió bien después de poco más de un mes sin acción y la hinchada lila llegó en masa y siempre tiró el equipo hacia adelante. Fueron 11.201 espectadores. Pero el equipo de Valparaíso tiene individualidades que pueden contar con una sola en el partido y matarte y así avisó Juan Ignacio Duma, cuando a los 61″ sacó un latigazo que impactó el travesaño.
El partido siempre fue más morado que verde, pero al León cada vez le costaba más encontrar una puerta abierta, pese a que el técnico Manuel Suárez dio ingreso a Núñez y Gillard para potenciar el ataque local. La visita, con escasa posesión de pelota y más preocupada de su arco que del arco contrario, contó con otra ocasión clarísima cuando Gatica corrió en solitario y su tiro colocado abajo derivó en el tapadón de la tarde, por parte de Nicolás Araya.
Pero más allá de varios dudosos cobros arbitrales y el portero Miranda que no se cansó de hacer tiempo, también es cierto que el local no supo cómo romper el cerrojo que le plantearon. Y en ese choque de distintos estilos y con Luna cómodo enviando pelotazos largos, en la segunda etapa estuvo mucho más cerca Wanderers, que al final intentó con un tacazo desviado de Duma y un zurdazo de Valladares que sacó más de un escalofrío.
No fue el regreso esperado a casa y habrá que sacar lecciones porque no será el único rival que venga a Collao y se conforme desde el inicio solo con el cero. A veces no basta solo con querer, hay que encontrar cómo.