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Más capacidades para observar y aportar a Biobío: Boya Posar se integró a la red del Copas Coastal

Diario Concepción
Fotografía: Cedida
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A 18 kilómetros frente a la costa de Dichato hay un punto clave para la investigación marina de la Universidad de Concepción (UdeC), una posición estratégica para obtener datos oceanográficos relevantes donde se realizan mediciones mensuales desde 1997. Es la Estación 18 y allí opera la Boya Posar, avanzado instrumento que ahora integra y fortalece las capacidades locales para hacer ciencia de frontera e impacto.

La Boya Posar (Plataforma de Observación del Sistema Acoplado Océano-AtmósfeRa) fue desarrollada por el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) de la Universidad de Chile e instalada por primera vez en 2016, y se traspasó al Centro de Investigación Oceanográfica Copas Coastal que lidera la UdeC, que apoyó su operación desde agosto de 2024 al alero de una fuerte alianza entre ambas entidades.

Tras un periodo de mantención en tierra y el fondeo exitoso el 13 de julio, el traspaso de la tecnología del CR2 al Copas Coastal se oficializó en una ceremonia en la UdeC a fines de agosto, para consolidar el trabajo colaborativo entre los centros de excelencia en ciencias del mar y de la atmósfera e iniciando un nuevo capítulo en la investigación en Biobío.

Una boya, más capacidades

La Boya Posar es diferente del resto de los instrumentos que están hoy en el agua. Tiene distintos sensores, unos poco comunes como un sensor de oxígeno, y está midiendo parámetros atmosféricos y oceánicos al mismo tiempo”, destacó la doctora Camila Fernández, directora del Centro Copas Coastal y copresidenta del Comité Científico Asesor de Cambio Climático (C4) para el Ministerio de Medio Ambiente.

Esta tecnología observa variables meteorológicas cada 5 minutos y oceanográficas cada 1 hora. Y los registros se transmiten como datos abiertos y accesibles en tiempo real para la comunidad científica nacional e internacional.

Temperatura de aire y mar, salinidad, oxígeno disuelto, radiación solar y velocidad del viento son algunos parámetros que mide. Según expuso la científica, esto permite avanzar en estudios en temas de interés científico y social como son la interacción del océano con la atmósfera y la ocurrencia de fenómenos asociados en el agua y clima.

Con esas características se acopla para potenciar la red del Centro de larga trayectoria en el monitoreo oceanográfico, y particularmente las capacidades para Biobío.

“Copas Coastal tiene 6 boyas en el agua entre Arica y Concepción, y en la Región del Biobío vamos a tener 3 boyas funcionando y transmitiendo información al mismo tiempo. Integrar la Boya Posar es una oportunidad de oro para hacer de Biobío la región más observada y monitoreada de Chile”, manifestó la oceanógrafa.

La plataforma se ubica en distancia suficiente de la costa para estudiar la influencia de los ríos Biobío e Itata y condiciones de océano abierto, permitiendo nutrir amplia gama de estudios, sostuvo. Desde comprender mejor el acoplamiento atmósfera-océano hasta fenómenos como marejadas, hipoxia, floraciones algales nocivas y eventos meteorológicos extremos cuya ocurrencia podría asociarse como efecto del cambio climático.

El funcionamiento permanente de la boya en la Estación 18 multiplicará las observaciones y complementará una serie de mediciones que se vienen realizando hace tantos años en esta posición estratégica por científicos que pueden ir sólo una vez al mes, reconoció, permitiendo avanzar de forma significativa en la capacidad para calibrar modelos, obtener resultados y mejorar las predicciones de eventos oceanográficos y meteorológicos.

Ciencia para Biobío

Según enfatizó la doctora Camila Fernández “que Biobío sea la región más observada del país es una meta a largo plazo que tenemos, porque pensamos que es la mejor forma de poder hacer un uso racional y sustentable de la zona costera, y ayudar a tomar mejores decisiones en temas relevantes”.

La certeza es que avanzar en esa meta permitirá obtener cada vez más robusta información sobre variables que se consideran críticas para el conocimiento y conservación del océano con sus ecosistemas, biodiversidad de especies y funciones vitales como producir oxígeno, absorber carbono y regular el clima.

Es así que nuestros mares proveen recursos y servicios ecosistémicos esenciales para la economía, desarrollo y bienestar, incluso para la vida, al sustentar múltiples actividades económicas y también brindar alimentos o medicinas, por ejemplo. Así, la data tiene aplicaciones e impactos para distintos ámbitos de interés científico y social.

“En Biobío conviven muchas actividades diferentes como turismo, pesca artesanal y actividad portuaria. Somos muy usuarios de nuestro océano costero y observarlo nos permite prever mejor las condiciones que va a tener y prevenir cierres de puertos innecesarios o reducir la huella de carbono a la pesca artesanal, por ejemplo”, planteó por un lado.

La observación e información también es evidencia robusta para tomar oportunas y efectivas decisiones y acciones en materias como manejo de recursos pesqueros para evitar su sobreexplotación (afecta a distintas especies marinas que han visto mermadas sus poblaciones), emitir alertas sobre potenciales riesgos, definir áreas marinas protegidas, avanzar en estrategias para la adaptación y resiliencia al cambio climático, o solucionar problemas socioambientales, por sólo mencionar algunas ideas.

En este sentido, la investigadora advirtió que “si bien en la Región el océano no es prioritario para autoridades, no hay conflictos ambientales que no pasen por una componente marina: humedales, ríos, contaminación, todo pasa por un uso sustentable de los recursos del mar y de las aguas costeras en general”.

Esta red de observación es un patrimonio que la Región va a tener y que esperamos poder contribuir”, cerró la doctora Fernández.

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