Aunque los alimentos son esenciales, la calidad y resultados se moldean por muchos más aspectos.
Desde satisfacer una necesidad fisiológica, hasta convocar reuniones sociales, estrechar vínculos y dar identidad a una familia, comunidad o territorio. La alimentación es vital para las personas y sociedades, y por eso cada 16 de octubre se releva su rol con un día mundial, iniciativa instaurada hace décadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por siglas en inglés).
El papel de la alimentación se relaciona directamente también con ser uno de los pilares o determinantes fundamentales de la salud y calidad de vida, incidiendo de forma tanto positiva como negativa según sus características. Y ante las críticas cifras de las patologías crónicas no transmisibles en la población es que la promoción de una sana se ha vuelto uno de los grandes desafíos sociosanitarios contemporáneos.
Temática en la que ahondan y educan las nutricionistas del Centro de Vida Saludable de la Universidad de Concepción (UdeC) Fernanda Carrasco y Pilar Benítez.
Pilar de la salud
La alimentación tiene efectos presentes y futuros a distintos plazos en la salud tanto física como mental.
En lo inmediato influye en la energía diaria, rendimiento físico y cognitivo, estado de ánimo y calidad de vida; además puede incidir en el mayor riesgo o prevención de enfermedades diversas y complejas como diabetes, hipertensión, patologías cardiovasculares, cánceres y hasta depresión, exponen Carrasco, directora médica del Centro de Vida Saludable y magíster en promoción de salud familiar u PhD en Biociencias; y Benítez, magíster en nutrición humana.
En efecto “alimentarse bien es, en definitiva, una forma de cuidar el cuerpo y disfrutar la vida con bienestar”, destacan.
Del acto al resultado
Alimentarse bien significa nutrir al cuerpo y la mente, entregando todo lo que el organismo necesita para funcionar correctamente, como son la energía, proteínas, vitaminas, minerales y otros compuestos bioactivos que contienen distintos alimentos según sus grupos.
Y para ello una clave vital es comprender que alimentarse y nutrirse es mucho más que comer.
Las nutricionistas explican que comer es el acto básico de llevar a la boca e ingerir alimentos, lo que responde a la necesidad. En cambio, la alimentación es una decisión y es multidimensional, porque está influenciada tanto por lo fisiológico y biológico como por aspectos socioculturales que incluyen la educación, entorno, costumbres y hasta emociones. La nutrición es el resultado fisiológico de las elecciones. Y el estado de salud integral y calidad de vida son reflejo de ello.
“Alimentarse implica elegir qué comemos y nutrirse es el proceso interno en que el cuerpo absorbe y utiliza los nutrientes. Entonces, se puede comer, pero no necesariamente nutrirse bien”, advierten las profesionales.
Cuando una persona elige y se alimenta bien le da al cuerpo todo aquello que necesita para nutrirse y funcionar correctamente en el día a día y proteger la salud del corto al largo plazo. Al contrario, se pueden generar deficiencias o excesos nutricionales que afectan el estado de salud y bienestar integral presente y futuro.
En este sentido, Fernanda Carrasco y Pilar Benítez relevan que “educar en alimentación y nutrición es clave, porque no se trata solo de comer, sino de hacerlo de forma informada, conectada y coherente con nuestro bienestar integral”.
Más allá del alimento
Los alimentos son factores esenciales para determinar la calidad de la alimentación y efectos de la nutrición, pero no los únicos que impactan e importan.
Como alimentarse responde a aspectos de múltiples dimensiones, las nutricionistas Pilar Benítez y Fernanda Carrasco relevan que influyen cómo, cuándo y con quién se come, y el entorno social, además de otros parámetros como la práctica de actividad física, la calidad del sueño y los niveles de estrés.
“Lo más beneficioso es tener patrones alimentarios equilibrados como la dieta mediterránea, combinados con un estilo de vida activo. Lo más perjudicial es el consumo excesivo de ultraprocesados, alcohol, azúcares añadidos y el sedentarismo, junto con la falta de descanso y altos niveles de estrés”, enfatizan.
Al respecto, explican que mantener una alimentación sana y equilibrada que permita una nutrición completa se sustenta en que sea variada en la inclusión de alimentos y nutrientes en cantidades apropiadas a los requerimientos de cada persona, idealmente de fuentes naturales y alta calidad nutricional. “Un buen tip es saber que un plato colorido suele ser un plato equilibrado”, afirman.
Pero, también es crucial lo socioemocional: “recuperar la experiencia de sentarse a la mesa, compartir, disfrutar y escuchar al cuerpo”. “No se trata sólo de elegir alimentos saludables, sino de hacerlo desde una relación positiva con la comida. Alimentar bien el cuerpo es también alimentar la mente y las emociones”, sostienen.
En una elección favorable de alimentos se debe considerar las necesidades y gustos de cada persona, desde su edad, nivel de actividad física y estado de salud, hasta sus preferencias e incluso posibilidades.
Y como clave transversal para tener buenas elecciones alimentarias destacan a la planificación. “Planificar ayuda a asegurar la variedad y suficiencia adecuada, además contribuye a elegir alimentos frescos, locales y de temporada”.
Para potenciar los resultados beneficiosos de la alimentación para la salud, bienestar integral y calidad de vida hay acciones en otras dimensiones que se deben cuidar.
“Hábitos como dormir bien, moverse a diario, mantener vínculos sociales saludables, evitar el tabaco y el exceso de alcohol, y manejar el estrés, son determinantes para que la alimentación tenga un efecto positivo”, sostiene el equipo de nutricionistas del Centro de Vida Saludable de la UdeC.
En las principales recomendaciones mencionan realizar actividad física al menos 150 minutos semanales, y dormir de 7 a 9 horas por noche. Además, relevan la importancia de mantener horarios regulares de comidas, evitar las distracciones al comer, y favorecer el contacto social y emocional positivo alrededor de la mesa.