Cumplen un rol esencial en la biodiversidad de los ecosistemas; sin embargo, enfrentan problemas de contaminación y expansión urbana. Autoridades y vecinos impulsan su protección.
Las lagunas del Gran Concepción contribuyen a mantener el equilibrio ambiental. Funcionan como reguladores naturales que ayudan a moderar el clima local, reducir las temperaturas, almacenar agua y filtrar contaminantes gracias a sus plantas y microorganismos. Además, son espacios de recreación, educación ecológica y bienestar social, formando parte esencial de la identidad penquista.
En estos ecosistemas habitan varias especies, entre ellas, aves como las garzas (garza chica y garza cuca), patos (pato colorado y jergón) y cisnes (de cuello negro y coscoroba). También hay mamíferos pequeños endémicos, peces y una gran variedad de macroinvertebrados como insectos acuáticos que cumplen roles clave en la red alimentaria y en el control biológico.
A ello se agrega la vegetación nativa, compuesta por totoras y junquillos, que son esenciales porque sostienen la red trófica dando refugio a numerosas especies y ayudan a la filtración del agua, comenta la Dra. Marcela Rodríguez, académica de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción.
Amenazas a los ecosistemas
Actualmente, las lagunas de Concepción enfrentan múltiples peligros: la contaminación orgánica y de nutrientes, invasiones biológicas como la carpa, la acumulación de basura y las construcciones que destruyen su vegetación ribereña. A esto se añade el ruido y la perturbación humana, que afectan la fauna. Son ecosistemas sobrecargados, que requieren una gestión ambiental sostenida para su protección.
Una de las mayores amenazas es la expansión urbana, ya que reduce la capacidad de autorregulación natural de las lagunas. El Dr. Pablo Castro Varela, académico de la misma facultad, explica: “El aumento de superficies impermeables, el escurrimiento de aguas contaminadas y la pérdida de vegetación han generado eutrofización, exceso de nutrientes y menos oxígeno disuelto. Esto se traduce en aguas turbias y pérdida de vida acuática”.
En esa misma línea, el Seremi de Medio Ambiente, Pablo Pinto, señala: “Evidentemente son cuerpos de agua que están bastante presionados por la actividad humana y urbana que hay alrededor; por lo tanto, están siempre en una situación delicada”.
Gestiones para la protección de las lagunas
Las instituciones públicas fiscalizan actividades que no se encuentren en el marco de la ley, como la pesca ilegal, el vertido de residuos o construcciones no autorizadas. Los municipios cuentan con herramientas de gestión como planes reguladores y programas educativos que fomentan el rol vital de la ciudadanía en el cuidado y valoración de las lagunas.
La Seremi de Medio Ambiente impulsa fondos de protección del entorno, en los cuales participan organizaciones sociales y juntas de vecinos. Paralelamente, elabora programas de educación ambiental que incluyen actividades artísticas y culturales. Estas iniciativas tienen como objetivo promover la protección de los ecosistemas y reforzar la identidad local.
El Municipio de Concepción realiza monitoreos del estado de las lagunas urbanas con la finalidad de identificar sus necesidades y posibles riesgos. En los últimos años, se han creado programas piloto para evitar el crecimiento de plantas acuáticas y algas, ya que estas pueden causar daño al ecosistema al acelerar los procesos de eutrofización, lo que transforma los cuerpos de agua en pantanos y reduce la presencia de oxígeno.
Matías Molina, vecino de la Laguna Lo Méndez, comenta que en la zona se encuentran varias señalizaciones para los visitantes, donde se informa sobre la prohibición de pesca, el cuidado de las mascotas y no alimentar a los animales, con el objetivo de proteger la fauna y las especies que habitan en el lugar.
“Creo que es importante cuidar la laguna porque es un área verde que nos beneficia a todos. Además, los residentes se preocupan bastante de su mantención, ya que siempre veo que están haciendo limpieza”, añade.