La demanda de tecnologías limpias y productos de alta precisión ha incrementado la necesidad de insumos estratégicos como el yodo.
En este escenario global, Chile se consolida como un actor clave en la cadena de suministro internacional gracias a su producción confiable, sostenible y alineada con los más altos estándares.
Y es que cuando el mundo cada vez es más dependiente de soluciones tecnológicas avanzadas, la demanda por minerales críticos no deja de crecer. Uno de los elementos que ha ganado protagonismo es el yodo, un insumo esencial para múltiples industrias de alto valor agregado, como la electrónica, la farmacéutica y las energías limpias.
El yodo es utilizado en la fabricación de pantallas LCD, dispositivos electrónicos, productos farmacéuticos, desinfectantes y catalizadores para procesos industriales, así como en tecnologías vinculadas al desarrollo sostenible.
Con cerca del 60% de la producción global, Chile no solo domina el mercado mundial del yodo, sino que también lo hace desde una perspectiva responsable. Empresas como SQM Yodo Nutrición Vegetal han impulsado una transformación profunda en los procesos extractivos, incorporando innovación tecnológica, gestión ambiental y colaboración con el entorno social.
Su versatilidad lo convierte en un componente estratégico para sectores que lideran la innovación global, incluyendo la transición energética, la medicina avanzada y la inteligencia artificial.
En este contexto, disponer de un proveedor que garantice calidad, trazabilidad y sostenibilidad es fundamental para las cadenas de valor globales. Es aquí donde Chile se posiciona con ventaja, gracias a sus vastas reservas naturales y una industria moderna orientada a los estándares internacionales más exigentes.
Chile: liderazgo sustentable en la producción mundial de yodo
Este modelo ha convertido al yodo chileno en un referente internacional no solo por su volumen de producción, sino también por la manera en que se extrae y procesa: con eficiencia energética, reducción de huellas ambientales y compromiso con el desarrollo local.
A medida que el planeta avanza hacia economías más limpias, el yodo se consolida como un elemento clave. Su uso en tecnologías limpias, como paneles solares y baterías, lo convierte en una pieza fundamental para los desafíos que impone el cambio climático.
En este nuevo escenario, contar con un abastecimiento estable y ético de materias primas es más urgente que nunca. Y es justamente ahí donde el yodo chileno cobra valor estratégico: no solo alimenta la innovación tecnológica, sino que lo hace desde una base sustentable y confiable.