Los candidatos eran Copiapó, Wanderers, Rangers… Y muy allá a lo lejos asomaba esta UdeC llena de rostros nuevos, algunos poco conocidos, y guiados por el técnico Cristián Muñoz. El equipo fue creciendo hasta convertirse en el mejor de la B y conseguir el ascenso a Primera. Estas son las 7 claves de esta inolvidable campaña.
De chico a grande. Los delanteros de la UdeC a principio de año eran Molina, López, Olivares y un desconocido Iam González. Luego se confirmó Herrera. A todos les parecía poco, menos al DT Cristián Muñoz. Él confiaba en Romo, en Ubal. Un equipo sin mucho presupuesto, pero elegido con pinzas en base a una idea. Empezó jugando de chico a grande, pero cuando debió asumir el liderato y defenderlo no arrugó y se levantó tras el tropezón ante Antofagasta.
Los caudillos. La “Nona” peleó para que Campestrini fuera su arquero, importándole un rábano su edad. “Campe” se perdió un solo partido, fue la segunda valla menos batida y era quien solucionaba líos y comenzaba el juego desde atrás. Otro líder mayor de 40, pero de esos que no revuelven el camarín, es Osvaldo González, que recuperó su mejor forma física y le hizo muy bien a sus compañeros de zaga. Un plantel muy joven, pero con dos banderas fuertes.
“Nona” querido. Muñoz es un tipo cercano al jugador, le gusta conocer a sus familias, sus alegrías, sus dramas, habla mucho con cada integrante del plantel, se pone en su lugar. No es verso, sus dirigidos le tienen cariño, pero también logra que se comprometan a muerte con él y el grupo. En la cancha son todos leones y cuando termina el partido se nota esa buena energía, incluso entre los que no son titulares. Parece algo sencillo, pero vaya que cuesta.
Ofensiva total. La UdeC se reforzó bien en la segunda mitad y apostó en grande. El abanico ya no era tan corto y el técnico del Campanil tiró todo a la parrilla con Ogaz solo en el corte, rodeado de tipos ultraofensivos (Salgado, Rojas, Fuentealba, Levato, Iam y Oyanedel). Suena demasiado arriesgado, pero la UdeC supo instalar un sistema defensivo donde los talentosos también corrían y cubrían espacio, donde destacó el enorme recorrido de sus extremos.
Sacarles el 120. La “Nona” dijo que “mi misión es que el jugador se vaya mejor que como lo tomamos” y fue tal cual. Ogaz, Oyanedel, Iam y Fuentealba son piezas que el año pasado no destacaban demasiado y terminaron siendo de lo mejor de la categoría en sus respectivas posiciones. Todos se valorizaron, todos tendrán ofertas, todos mejoraron llegando a otro nivel. Ni hablar de “Lucho” Rojas, el “Renacido” auricielo.
Aguantar la tormenta. Es difícil hacer una campaña perfecta en 30 fechas y este equipo también tuvo su bajón. En la primera rueda, hubo una seguidilla de 4 partidos donde lograron apenas un punto y les costaba un mundo marcar goles. El cuerpo técnico supo levantar el grupo y cambiar algunas formas de su juego, pero también fue vital la dirigencia creyendo en que este trabajo iba por el buen camino. Pensaron en frío, a largo plazo, y funcionó.
Puras máquinas. Físicamente, la UdeC pasó por arriba a muchos de sus rivales. Tiene que ver con la preparación específica, con la distribución de cargas para no tener bajas en toda la parte final del torneo. La UdeC ganó muchos juegos en la segunda etapa, volando sobre sus adversarios y con tipos que entraban desde la banca al mismo nivel. La segunda rueda fue lo mejor, cuando otros empezaban a tambalear por el trajín de la temporada.