Es uno de los mayores responsables del calentamiento global, hay compromisos internacionales para reducir emisiones, y el relleno sanitario de Penco ha sido el tercero que más metano ha generado en 2025, según un informe de la Universidad de California (UCLA).
Esta noticia llegó para impactar a la Región cuando esta semana se lanzó el ranking con los 25 vertederos con tasas de emisiones del gas más altas este año, desarrollado por el Proyecto “Stop Methane” del Instituto Emmett de la UCLA, que ubicó a dos chilenos entre los cinco más contaminantes, cuarto es el de Talagante en la Región Metropolitana.
Para elaborar la clasificación se usaron más de 1.800 observaciones satelitales realizadas con instrumentos de Carbon Mapper y la Nasa, analizando registros de 600 vertederos en países de todas las regiones.
El informe reveló que el primero, el vertedero de Argel, emitió 7,4 toneladas métricas de metano por hora, y 5 los de Penco y Talagante. Para ejemplificar la magnitud, el estudio estimó que un vertedero que emite 4 toneladas de metano por hora puede contribuir al calentamiento global como un millón de vehículos SUV funcionando.
Los datos alarman, pero se deben abordar con cautela en un contexto donde hay implementados sistemas para captar metano y en perspectiva para afrontar los desafíos para reducir al máximo posible las emisiones e impacto ambiental.
Problemático gas
Incoloro e inodoro, útil en diversas aplicaciones, también muy inflamable y contaminante es el metano, gas derivado del carbono y el hidrógeno que se produce principalmente por acción de bacterias metanogénicas en ausencia de oxígeno, las que en la naturaleza consumen materia orgánica como fuente de carbono, explica la doctora Patricia González, académica de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción (UdeC).
Aunque cerca del 60% de las emisiones globales de este hidrocarburo derivan de actividades humanas, afirma.
La investigadora aclara que el metano se usa mayormente como combustible, es uno de los principales componentes del gas natural y su alto poder calorífico le hace útil en sistemas de combustión para generar calor o electricidad. También se emplea como materia prima industrial para fabricar hidrógeno, fertilizantes y otros productos químicos.
“Sin embargo, por su alta inflamabilidad su uso representa un riesgo que debe ser controlado para evitar accidentes”, advierte.
Su emisión tiene sobre todo gran costo ambiental, que aumenta imperceptible como este gas sin color ni olor y se expresa en una crisis global de impactos evidentes: “el metano es un potente gas de efecto invernadero (GEI), por ello es importante minimizar sus emisiones a la atmósfera”, sostiene la doctora González.
El efecto invernadero ocurre naturalmente porque los gases atrapan calor del Sol y mantienen elevada la temperatura atmosférica, pero se ha exacerbado por nuestras actividades hasta provocar un calentamiento global que acelera el cambio climático que afecta las condiciones normales dentro de la naturaleza y al bienestar planetario.
Al respecto, precisa que el metano contribuye aproximadamente a 30% del efecto invernadero global, al atrapar de 20 a 80 veces más radiación que el dióxido de carbono que se ha conocido como uno de los grandes GEI por tener la mayor concentración en la atmósfera.
Considerando que las actividades humanas generan más metano y GEI en comparación a procesos naturales, la académica menciona entre las más contribuyente a los vertederos sin control de emisiones, manejo inadecuado de residuos agrícolas, y fermentación entérica del ganado y gestión del estiércol.
Control del metano
En general se considera que la contribución de Chile a los GEI y calentamiento global es baja, dada la envergadura de las actividades más emisoras. Igual se han establecido leyes, normas y acciones para avanzar en disminuir la huella de carbono en distintas actividades, incluyendo gestión de desechos y reducir las emisiones también en rellenos sanitarios.
Según el Ministerio del Medio Ambiente se estima que cerca del 90% de los residuos municipales se dispone en rellenos sanitarios, donde se capta y quema el metano para producir energía eléctrica o reducir su potencial de efecto invernadero, y de acuerdo con la información disponible se realiza en el de Penco y otros locales.
Situación del relleno local
El ranking de la UCLA, más que alarmar, debe instar a ahondar en la situación de la captación del metano en el relleno sanitario Cemarc S.A. de Penco, verificando si existen falencias o aspectos a mejorar, mientras los datos oficiales indican que está todo en regla.
Según las información disponible se estima que allí se disponen cerca del 70% de los residuos domiciliarios que recolectan en la provincia de Concepción, su fiscalización está en orden y tiene autorización para funcionar por casi dos décadas más.
De acuerdo con la normativa vigente, con un decreto supremo, la Unidad de Gestión Ambiental de la Seremi de Salud del Biobío está a cargo de fiscalizar los rellenos sanitarios. El programa se implementa mediante vigilancias mensuales que suman 12 al año, precisa José Vergara, encargado regional de esta unidad.
“Nuestras fiscalizaciones están orientadas a la correcta operación y control de las emisiones de estos recintos hacia el entorno de acuerdo con a la normativa vigente”, releva.
En este sentido, aclara que en el programa de vigilancia a cargo de la autoridad sanitaria no se considera como parámetro a medir el metano, pero sí se capta en pozos y combustiona para generar energía eléctrica. Si bien sus mediciones se pueden requerir a empresas externas certificadas para tener claridad sobre las cantidades.
Desde allí resalta que “el Relleno Sanitario Cemarc S.A. no cuenta con receptores cercanos que puedan ser afectados producto de eventos de olores, por lo cual nuestro principal objetivo es la buena operación, considerando que no cuenta con sumarios sanitarios que indiquen un mal funcionamiento o incumplimiento normativo”.
El reto de los residuos orgánicos
Investigaciones afirman que los residuos orgánicos son responsables de cerca del 11% de las emisiones de metano de América Latina y El Caribe, además de la generación de GEI e impacto al calentamiento global. Las evidencias también demuestran que son muy preponderantes componentes de la basura y vertederos. Y también protagonizan uno de los mayores retos ambientales.
“Más de la mitad de los residuos que llegan a un relleno sanitario son orgánicos”, afirma Pablo Pinto, seremi del Medio Ambiente de Biobío.
Por ende, más de la mitad de las emisiones de gases e impactos ambientales son por estos.
Ante ello, releva que “la solución a la problemática de la basura es la disminución de la generación de residuos; eso se puede hacer a través de un cambio en la conducta de consumo, y por otro lado la reutilización o reciclaje y valorización de residuos”.
Para esto se requiere tanto regulaciones como políticas en las que se avanza, como sobre todo educación y acciones e infraestructura que faciliten los cambios y procesos. Tal como ha pasado con el plástico y otros materiales debe pasar con los residuos orgánicos.
Los residuos orgánicos se pueden reciclar para producir compost y abono para tierras que permitan cultivar distintos productos a distintas escalas, desde lo doméstico y comunitario, dando un potente valor a lo de otro modo se tira al basurero y probablemente terminaría en un vertedero, descomponiéndose y generando emisiones.
En dicho horizonte se creó la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos con la meta principal de valorizar el 66% de los residuos orgánicos municipales para 2040; y entre sus metas intermedias para 2030 están que 500 mil familias usen composteras, 5 mil establecimientos educacionales tengan sistemas de valorización de residuos, y 500 barrios participen en programas de compostaje comunitario. Además, se tramita un proyecto de ley que promueve el reciclaje de residuos orgánicos.
“Estamos haciendo esfuerzos en tener experiencias piloto y concretas en zonas donde se puedan generar espacios de trabajo comunitario asociado a la recolección y valorización de residuos orgánicos”, releva Pinto. Y, más allá de las normas presentas o futuras, un exitoso y alentador ejemplo para inspirar que destaca es una planta de compostaje establecida en Santa Juana, que desde este territorio y un esfuerzo local aporta a un desafío nacional y global.