“Ver tanto mensaje estos días, palabras bonitas, te hace pensar que quizás realmente hiciste algo bueno”. Así parte este Evandro Arteaga que se nota un poco incómodo hablando de él. “No lo hago nunca, pero bueno… Ahora es mi retiro y me toca hacerlo”. Uno de los jugadores más ganadores y emblemáticos del básquetbol de la UdeC dijo adiós, con 43 años y muchos trofeos en su vitrina.
Después del último partido en Osorno, su whatsapp y redes sociales se llenaron de mensajes. Varios eran de Marechal, su socio de siempre. “Lalo era la persona que menos quería que me retirara, pero los tiempos se cumplen”.
Tras el duelo con Español habló con calma del retiro, hasta que recordó a los más cercanos y se quebró. El eterno “22” cuenta que “lo que más me emociona es pensar en mi señora, mis hijas, mi padres. Ha sido un camino muy lindo, pero también hubo un sacrificio muy grande detrás. Siempre hubo adversidad y ahí estuvieron ellos”.
De sus comienzos recuerda que “hice pre kinder a Cuarto Medio en el IHC donde ganamos hartos torneos, hice grandes amigos y hay profesores que me han escrito, entrenadores, compañeros. Mucho cariño. Jaime Castillo estuvo ahí en el colegio cuando me reclutó para ir a Petrox y ahí soy de la última camada del club”.
Detalla que “hice inferiores en Huachipato con el profesor Pedro Reyes, me fui a Petrox con Jaime Castillo, Jesualdo Cuevas y Daniel Viafora, quien me subió de categoría al profesional”.
Pero en el fondo, tenía claros sus colores. “Desde los 11 años, con mi papá, íbamos a ver a la UdeC y a los 13 era el niño que iba en bus a verlos. Fui el “94 cuando perdimos la final con la UTE y el” 95 cuando salimos campeones en Temuco. Yo estaba en la barra. Quería jugar un día ahí y cuando di la PAA entré al equipo universitario”.
Recuerda que “me gustaban Popeye Ruiz, Fritsch, Funke, Eric Brown, que era tremendo. Con 16 años alcancé a jugar contra él, estaba en Osorno”.
De rojo y auricielo
Precisa que “fueron muchos años por la selección. Partidos bonitos donde le ganamos a Argentina, a Brasil con un triple mío al final que anda dando vuelta por las redes, a Uruguay. En Sudamericano hay victorias importantes con Colombia, que nos dejó cerca de un Panamericano. Estuve contra España, contra los equipos olímpicos de Argentina y Brasil que iban a Londres. A Argentina le ganamos con Campazzo, que tenía como 20 años”.
Uno de los momentos duros de su carrera fue dejar la UdeC a fines de 2014. “Salí por decisión mía y cosas que prefiero no detallar, pero el tiempo me dio la razón. Fui a Colo Colo después de ganar Libcentro y Copa Chile con la UdeC con Schamberger y Sandro Figueroa como asistente. Eso se desarmó, salí con el dolor de mi corazón y siempre quise volver”.
Y de esa etapa relata que “Colo Colo fue una buena época, ganamos una Copa Chile, pasé a Ancud, un equipo muy aguerrido, con un ambiente espectacular y fuimos semifinalistas. Hice muchos amigos en la isla. Después 4 temporadas en Los Leones, donde logré mi tercera Copa Chile en 3 años y levantamos la Libcentro, además de 2 finales de liga que todavía repaso cómo perdimos solo por detalles”.
Vuelve a la UdeC el 2021 y narra que “ya tenía 38 años, era mayor y quizás mucha gente pensó que ya no podía, pero yo sí. Siempre he creído en mi trabajo. En la UdeC comencé con Cipriano Núñez y ahora volvió a estar y confiar plenamente en mí. Me conoce bien, jugó y entiende el deporte. Me quiso siempre y todo fluyó. Esta etapa fue con muy buenos partidos del equipo y yo respondiendo, sobre todo, en playoffs”.
Piensa en sus hijas y advierte que “la menor de 5 años se va acordar que estaba en el gimnasio y lo pasaba bien, pero la mayor de 8 tiene noción de todo, ve mis videos y eso es lindo. Alcanzamos a vivir esto juntos”.
Siempre ha sido uno de los favoritos del hincha. “Los niños siempre se acercan y me recuerdan a mí, cuando pedía autógrafos, fotos. Juntaba las caras en un álbum y lo llevaba para que me lo firmaran. Esa reliquia debe estar en casa de mis papás. Fui igual y es lindo darles un consejo, hacerlos sentir bien y decirles que el deporte entrega valores importantes. Muchos papás me escriben, me dicen que su infancia fue marcada por mi juego y ahora sus hijos. Es gratificante haber motivado a distintas generaciones”.
¿Y qué será ahora de Evandro? “Estoy viendo donde puedo seguir aportando. Soy Ingeniero Comercial titulado en la UdeC, estoy terminando un MBA y no creo que pueda desligarme del deporte. Ha sido mi vida. Tengo que conversar con la gente del club y veremos qué pueda pasar”.