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COVID-19: experto UdeC entrega las claves para diseño de artículos médicos

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Fotografía: acultad de Ingeniería UdeC
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Durante las últimas semanas se ha conocido el trabajo de universidades y equipos especializados que han dedicado sus esfuerzos a la fabricación de insumos médicos que hasta ahora son escasos.

Lo anterior no sería posible sin la liberación de patentes, planos o diseños para la fabricación de mascarillas o ventiladores. Importantes universidades o centros tecnológicos como el MIT (Massachusetts Institute of Technology) o empresas tecnológicas como Medtronic están colaborando con la entrega gratis (bajándolas desde sus sitios) de estos planos de fabricación.

Todo esto en el marco de la emergencia internacional del COVID-19 y que apunta, justamente, a contar con elementos que permitan enfrentar de mejor manera esta enfermedad.

¿Puedo bajar y crear mi propia máscara o ventilador? La idea es que sí, que estos planos estén disponibles para todos, pero especialmente para profesionales del área que puedan crear numerosas unidades. Tal como lo está haciendo la Universidad de Concepción a través del Centro Industria 4.0 (Ci4) y la UDT (Unidad de Desarrollo Tecnológico), junto a otras universidades del país, en la creación de mascarillas de protección para el personal de salud de Chile.

Consideraciones

Otro punto importante y no menor es la preocupación de que estos diseños de libre disposición cumplan con estándares de calidad. De acuerdo a eso, el Centro de Ingeniería para la Vida (CIV) de la Facultad de Ingeniería UdeC, ha estado estudiando el tema de las certificaciones y de las alternativas que se están ofreciendo para asesorar a la hora de elegir uno u otro diseño.

El director del CIV y docente de Ingeniería UdeC, Dr. Esteban Pino Quiroga, entrega algunas especificaciones en dicha línea.

“Primero, se debe verificar si lo que se está ofreciendo es adecuado, por ejemplo si las mascarillas realmente filtran microorganismos, en este caso el virus. En el caso de los diseños liberados por MIT o Medtronicellos, poseen experiencia en estas certificaciones, por lo que se aseguran los requisitos mínimos para el buen funcionamiento”, explicó Pino.

Sorteado el primer paso del diseño, viene otro relacionado con la fabricación. “El diseño puede estar bien pensado, pero la fabricación es otro tema relevante y por lo tanto, se deben generar prototipos que permitan hacer pruebas para justamente velar por que se cumplan los estándares”, contó Pino, quien está participando de un grupo internacional en el tema de estándares de calidad relacionados con mascarillas y ventiladores mecánicos, integrado por ingenieros del IEEE de todo el mundo.

“La idea es apoyar y ordenar la información, y generar guías claras que indiquen si un tipo de diseño sirve, si no está claro o si definitivamente es un riesgo para las personas, siempre basándose en datos científicos y estándares internacionales. También generar especificaciones mínimas y pruebas que permitan comprobar la efectividad y no pase como, por ejemplo, los test rápidos fallidos comprados por España, o las mascarillas N95 falsificadas vendidas a Estados Unidos, porque se genera desesperación por los compradores y, lamentablemente, aprovechamiento de personas inescrupulosas”, apuntó Esteban Pino, quien agregó que la IEEE también liberó estándares relacionados con la pandemia y artículos o papers, en un esfuerzo internacional desde la ingeniería para colaborar en la crisis actual.

Hoy, lo que más se necesita son elementos de protección personal, más simples de producir, como son las mascarillas faciales que está fabricando actualmente el C4i y la UDT. Posteriormente, o quizás en forma paralela, es la automatización de los actuales ventiladores manuales, como las bolsas AMBU. “Esto es lo que están haciendo en otros países para facilitar la labor del personal médico. En este caso, el sistema crea el accionar automático de la bolsa, sistema que está ya validado. En caso de una falla, se toma la bolsa y se prosigue en forma manual”.

La siguiente etapa, un poco más compleja, es la creación de sistemas de ventilación tipo CPAP, que es una máscara que mantiene una presión positiva, bajo condiciones de aire limpio. Y luego, la creación de ventiladores automáticos.

“El caso de los ventiladores automáticos es más complejo, porque tienen más piezas involucradas, necesitan distintos suministros de aire, mezcla con oxígeno, filtros, partes que van dentro de la persona (intubación), partes móviles que no pueden fallar como el fuelle, el sistema de control de presión, sensor de respiración voluntaria, así como también el diseño del software que controla el equipo completo, son varios factores a considerar, donde cada uno está sujeto a fallas”, precisó el docente.

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