El reciente y revolucionario hallazgo de agua líquida en Marte podría ayudar a comprender el origen del sistema solar, e incluso cómo se inició la vida en el planeta Tierra. Y también cómo podría terminar.
El descubrimiento marca un hito, pues hasta el momento se sabía que el planeta está cubierto de hielo, pero no se habían encontrado indicios de lo que parece ser agua. Para el astroquímico Stefano Bovino, del Departamento de Astronomía de la Universidad de Concepción, se corona el esfuerzo de 30 años en la búsqueda de agua en Marte.
El científico señala que esta nueva información puede plantear respuesta sobre cómo se formó Marte y el Sistema Solar, así como la forma en que el planeta Tierra pasó de no tener vida a tenerla.
Por investigaciones pasadas se sabe que Marte alguna vez fue un planeta similar a la Tierra, hasta que perdió su atmósfera por la radiación y el viento solar. Por lo mismo, el estudio del planeta rojo puede “ayudar a descubrir cómo la Tierra cambiará. Se habla mucho de cambio climático y es interesante comprender cómo Marte llegó a esta situación”, indicó Bovino a Panorama UdeC.
¿Podría haber vida en Marte?
Esta agua, explicó Bovino, se encuentra en un ambiente donde “no hay luz ni oxígeno. No es un agua que quieras beber, es muy salada y esas sales son muy tóxicas”. Sin embargo, existen probabilidades de que ese ambiente albergue algún tipo de vida.
“Existen bacterias que sobreviven en este tipo de ambientes, porque se alimentan de esas sales para crear energía, Hablamos en este caso de microbacterias”. Para saberlo, es necesario esperar a que sea posible la perforación del hielo superficial.
Asimismo, el hallazgo reabrió la conversación sobre los viajes humanos al planeta. En esto, Bovino prefiere ser cuidadoso. “Si la pregunta es si podemos colonizar o que el hombre pueda vivir en Marte, la respuesta es no. Para ser más positivo, esto abre la posibilidad y esperanza de organizar misiones espaciales para humanos, pero necesita tiempo. Nasa dice que se podría hacer para el año 2030 o 2035”.
Sin embargo, sería un viaje lleno de peligros: se demora ocho meses desde la Tierra, allá casi no hay atmósfera y la radiación solar es muy alta, entre otras complicaciones.