“Tu salud digestiva: nutrir para prosperar” es el lema 2025 del Día Mundial de la Salud Digestiva, proclamado para el 29 de mayo por la Organización Mundial de Gastroenterología.
Con las palabras se busca relevar el rol vital del sistema digestivo en la absorción de nutrientes y sustancias que el organismo requiere para funcionar y el bienestar integral, y de la alimentación para un óptimo estado. El desafío es promover la salud digestiva y general para prevenir riesgos y afecciones que pueden tener alto impacto en la calidad de vida, e incluso ser letales.
Esencial aparato
Por la boca se ingieren alimentos que tienen nutrientes y otros componentes bioactivos, también los líquidos, fármacos o suplementos. Ahí inicia la digestión que involucra a órganos y estructuras del tracto gastrointestinal, como también esófago, estómago, intestinos y ano, y otros auxiliares como hígado y páncreas.
Según explica el médico Ignacio Stemberga, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), en el proceso digestivo se absorbe (en el intestino delgado) todo lo necesario para una adecuada nutrición y energía necesaria para las funciones fisiológicas y un organismo sano, y al final se desecha lo dañino e innecesario.
Desde allí afirma que “el sistema digestivo es un potente modulador del sistema inmunitario”. Es rico en ganglios linfáticos que producen anticuerpos necesarios para identificar y destruir sustancias extrañas o dañinas y células cancerosas, y así combatir patógenos y prevenir patologías dentro o fuera del aparato digestivo, incluyendo cánceres como el gástrico y colorrectal, expone. Y es que estudios indican que en el intestino está cerca del 70% de las defensas del organismo.
También se conoce como “segundo cerebro”. Las evidencias revelan que en el aparato digestivo hay millones de neuronas que forman al sistema nervioso entérico, independiente del central, que tiene rol en la digestión y otros procesos, donde cerebro e intestino se influyen mutuamente.
Microorganismos vitales
Para la función y salud digestiva es vital la microbiota, comunidad de microorganismos que habita el humano en una relación sinérgica en que modula el ambiente interno, resalta la especialista en nutrición humana María José Ortiz, estudiante del Doctorado en Cuidados de la Salud de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Concepción (UdeC).
“El microbioma humano incluye millones de microbios que colonizan el tracto gastrointestinal y se encargan de transformar nutrientes de la dieta en metabolitos útiles en funciones relevantes para el organismo”, precisa. Estudios confirman que pueden encontrarse hasta 100 billones de bacterias de diversas especies y otros microorganismos.
La diversidad de la microbiota configura un equilibrio que garantiza la salud y su alteración puede exacerbar el riesgo o curso de enfermedades dentro o fuera del tracto digestivo, desde inflamación intestinal hasta alteraciones metabólicas y cardiovasculares, sostiene la nutricionista. Por la interacción del eje intestino-cerebro se podría afectar la función cerebral, como capacidad cognitiva y estado emocional. “Investigaciones sobre desequilibrio de la microbiota intestinal sugieren un rol relevante en procesos patológicos asociados a enfermedades psiquiátricas y neurológicas”, apunta.
La dieta
Y el nutricionista Mauricio Sotomayor, jefe de carrera de Nutrición y Dietética Ucsc, enfatiza que la alimentación influye directamente sobre la salud y función digestiva, y así en el bienestar integral.
“Una dieta adecuada favorece una digestión eficiente e impacta positivamente en la composición de la microbiota intestinal y en la prevención de diversos trastornos gastrointestinales”, asegura. Menos inflamación y más motilidad son efectos concretos de una alimentación saludable para el aparato digestivo.
Alimentación como determinante de la función digestiva para la salud general
Una alimentación variada y equilibrada en la inclusión de distintos alimentos en las cantidades precisas para asegurar el adecuado aporte de nutrientes, sustancias bioactivas y energía que requiere el organismo para su función y bienestar, junto con beber suficientes líquidos, es la base para proteger y mantener un óptimo estado de salud digestiva y general, aseguran los especialistas en nutrición.
Nutrir la salud
Aunque hay factores específicos a valor si se trata del proceso y aparato digestivo.
“Uno de los pilares fundamentales es el aumento en el consumo de fibra, mediante frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Este componente mejora el tránsito intestinal y disminuye el tiempo de exposición de la mucosa a agentes carcinógenos, y estimula la producción de ácidos grasos de cadena corta con propiedades antiinflamatorias y protectoras”, expone el nutricionista y académico Ucsc Mauricio Sotomayor. Ingerir de 25 a 30 gramos diarios es lo recomendado para promover el tránsito y prevenir el estreñimiento.
Por su impacto directo añade que la hidratación adecuada complementa el efecto de la fibra y favorece el funcionamiento del sistema digestivo. Lo ideal es beber agua y al menos 2 litros diarios, aunque infusiones sin azúcar añadida también sirven.
Por sus propiedades antiinflamatorias es importante consumir grasas saludables, como los ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6 presentes en alimentos como aceite de oliva, frutos secos, semillas y pescados grasos.
“Otros compuestos clave son los polifenoles y antioxidantes presentes en alimentos como el té verde, la cúrcuma, las frutas rojas y el cacao, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y protegen las células del tracto digestivo. Asimismo, el calcio y la vitamina D contribuyen a regular la proliferación celular y favorecen la apoptosis, reduciendo el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal”, detalla el profesional.
La microbiota intestinal, para su diversidad y salud, también se debe alimentar y nutrir con otros cuidados específicos. La nutricionista UdeC María José Ortiz explica que además de una dieta variada y equilibrada se requiere el consumo de prebióticos y probióticos. Los primeros son tipo de fibra para nutrir a bacterias beneficiosas presentes en el cuerpo, mientras los segundos son bacterias vivas que se ingieren e influyen en equilibrar la microbioca.
Además de su presentación en formatos como suplementos, se encuentran naturalmente en distintos alimentos. Por ejemplo, prebióticos son vegetales como ajo, cebolla y plátano. Entre los probióticos destaca a fermentados como yogurt, kéfir, kombucha y chucrut.
Como parte de los hábitos saludables también está el cuidar las porciones y seguir horarios regulares de alimentación, reconociéndose sus efectos en mejorar la función y salud digestiva, e incluso prevenir trastornos gastrointestinales.
Y la actividad física regular es un complemento crucial para la digestión y una vida sana, ayudando a controlar el peso y mejorar la motilidad intestinal.
Hábitos que dañan
Como hay una alimentación y hábitos que benefician, también hay perjudicial.
Lamentablemente, son patrones comunes en la sociedad con la “dieta occidentalizada”. Según explica la profesional, en ésta predominan los productos ultraprocesados, alimentos altos en grasas, azúcares, energía y con escaso aporte de fibra. Ello “disminuye las especies de microorganismos que metabolizan carbohidratos complejos y, por lo tanto, impacta en el metabolismo y funciones propias de la microbiota”.
Estos alimentos también aumentan la inflamación del organismo, peor si son en exceso que es una conducta también frecuente. Así, la mantención de estos patrones se transforma en factor de riesgo para el desarrollo de diversas y complejas afecciones entre las que menciona sobrepeso/obesidad, patologías crónicas no transmisibles como diabetes e hipertensión, enfermedades cardiovasculares y cánceres, entre otras. Todas tienen gran incidencia en morbimortalidad en Chile.
También el consumo de carnes procesadas y embutidos se reconoce como factor de riesgo para la salud digestiva, siendo clasificadas como carcinógenas por la Organización Mundial de la Salud.
Ortiz también advierte que en la composición y diversidad de la microbiota influyen negativamente el uso de antibióticos, el estrés prolongado y sedentarismo. Factores que se deben evitar o modificar para llevar un estilo de vida sano para el sistema digestivo y el bienestar integral.