En el Gran Concepción y en diversas comunas de la Región del Biobío, el comercio electrónico dejó de ser una tendencia futura para convertirse en una herramienta cotidiana.
El avance del E-commerce en la Región no solo ha abierto vitrinas virtuales hacia nuevos mercados, sino que además está modificando la estructura misma de los negocios, profesionalizando procesos y facilitando la formalización de emprendimientos que por años funcionaron en la informalidad.
El impacto económico de esta transformación se hace evidente en el contexto nacional. Según el estudio Radiografía del Comercio Electrónico en Chile, publicado por PCMI en enero de 2025, el 96% de los chilenos ya cuenta con algún producto financiero y un 10% realiza compras por Internet de manera habitual.
La mayor parte de estas transacciones se concentra en el sector de la moda, al que siguen alimentos, belleza y cuidado personal.
La apertura de tiendas virtuales, la incorporación de pagos electrónicos y los sistemas de despacho han permitido ampliar mercados más allá del barrio o la feria local. En esa línea, diversos especialistas del sector señalan que el primer paso para las empresas que buscan digitalizar su oferta es evaluar cómo implementar su tienda electrónica, ya sea mediante plataformas existentes o desarrollos propios.
Muchos emprendedores de la región reconocen que construir una plataforma desde cero es costoso y requiere tiempo, pruebas y un nivel técnico que no siempre está disponible.
Por ello, se opta crecientemente por servicios ya diseñados que permiten habilitar tiendas digitales de forma más rápida y con menor inversión. La alternativa de plataformas en la nube ha ganado terreno al liberar a los usuarios del mantenimiento de servidores y actualizaciones, aunque con limitaciones en cambios estructurales.
También se mantienen las soluciones alojadas en servidores propios, que ofrecen mayor control, pero demandan conocimientos informáticos avanzados. Detrás de todas estas decisiones aparece una misma conclusión: el E-commerce ya no es complementario, sino parte del corazón productivo y comercial de la pyme regional.
E-commerce en la agricultura
En el ámbito agrícola, la digitalización ha comenzado a derribar brechas históricas entre el mundo rural y los consumidores urbanos. La plataforma mundoruralchile.com se ha transformado en un puente entre vinos patrimoniales, agroprocesados y artesanías con compradores que buscan identidad territorial y comercio justo.
Este tipo de iniciativas ha sido impulsado por el Ministerio de Agricultura, buscando que la Agricultura Familiar Campesina e Indígena amplíe su presencia en canales digitales y logre vender con mejores condiciones.
En ese marco, la ministra de Agricultura, María Ignacia Fernández, ha destacado que esta clase de herramientas son reflejo de una política pública que busca equiparar la cancha para productores que históricamente tuvieron menos acceso a tecnologías y mercados. En sus palabras, “Esta es una señal muy clara del sello del trabajo que hemos hecho en estos cuatro años de gobierno del presidente Gabriel Boric. Nos dijo que la agricultura familiar campesina e indígena tiene que contar con más herramientas del mismo tipo y con la misma calidad que tienen otros, que muchas veces no requieren el apoyo del Estado para enfrentar y resolver las necesidades y las demandas que tienen”.
La autoridad complementó su mirada destacando que el fortalecimiento de mercados campesinos, cooperativas y canales digitales no es casualidad, sino el resultado de una estrategia sostenida de apoyo y articulación territorial.
Luego detalló que se duplicaron mercados campesinos, aumentaron las tiendas Mundo Rural y se incorporaron nuevas cooperativas, subrayando que todo este proceso ha sido clave para que la agricultura familiar campesina ingrese decididamente al comercio formal y digital.
De acuerdo con la Cámara de Comercio de Santiago, el 25% de las Pymes chilenas ya cuenta con un canal de venta digital activo, porcentaje que sigue creciendo en regiones como el Biobío, donde los costos de traslado y la dispersión territorial hacen del E-commerce una vía especialmente atractiva.
Para quienes participan del ecosistema tecnológico, el comercio digital se ha transformado en un instrumento concreto para abrir oportunidades económicas en comunas alejadas de los grandes centros urbanos.
En esa línea, Hernán Marino, CEO de Aper, ha señalado que el comercio electrónico no solo aumenta ventas, sino que reduce barreras para sectores históricamente excluidos. Su visión es clara al afirmar que “El comercio digital es una vía concreta para la inclusión financiera y la generación de oportunidades en sectores históricamente postergados. Quienes trabajamos en esta industria vemos de cerca cómo esta transformación puede cambiar vidas, especialmente fuera de las grandes ciudades”.
Visión de emprendedores locales
Las historias de emprendedores del Biobío dan rostro a estas transformaciones. En la comuna de Los Ángeles, el agricultor Raúl Contreras Pardo reconoce que el salto digital fue una necesidad empujada por la crisis sanitaria, pero terminó convirtiéndose en la mayor oportunidad de su negocio.
El productor comenta que antes comercializaba principalmente en ferias locales y que la reducción de flujo de clientes durante la pandemia lo llevó a explorar el comercio electrónico.
En su testimonio relata: “Siempre había vendido mis hortalizas en la feria de Los Ángeles, pero con la pandemia las ventas bajaron mucho. Digitalizar el emprendimiento y abrir una tienda en línea me permitió llegar a clientes de toda la Región del Biobío, incluso restaurantes que antes ni sabía que existían. Hoy tengo boleta electrónica, despacho a domicilio y eso no solo aumentó mis ingresos, sino que también me ayudó a formalizar el negocio y pensar en crecer en serio”.
En Talcahuano, la estilista Noemi Sepúlveda decidió incorporar terminales POS y sistemas de agenda en línea. Ella explica que antes perdía ventas porque muchas clientas no contaban con efectivo y las reservas no siempre se concretaban.
Tras la digitalización de los pagos y la organización de las citas a través de redes sociales, el funcionamiento del negocio cambió significativamente. Según su experiencia, “Antes trabajaba solo con efectivo en mi salón de belleza en Talcahuano y muchas clientas me decían “no alcancé a sacar plata, para la próxima”.
“Cuando incorporé el pago con máquinas y agendé las horas por redes sociales, las reservas empezaron a ser más serias y las ventas subieron. El uso de estos servicios me ayudó a ordenar mis finanzas, emitir boletas y demostrar que como estilista también puedo tener un negocio formal y estable”.
La realidad de quienes comercializan productos manufacturados también se ve transformada por el comercio electrónico. Valeria Aguayo Torrealba, emprendedora que diseña y vende joyas, relata que comenzó ofreciendo sus productos de manera informal a través de redes sociales.
Con el tiempo, la creación de un sitio web con carro de compras y medios de pago formales le permitió transmitir mayor seguridad a sus clientas y mejorar la gestión interna del negocio.
Su experiencia refleja una transición desde el hobby a la empresa estructurada, proceso que ella sintetiza diciendo: “Partí vendiendo mis joyas artesanales por Instagram, pero todo era por mensaje interno y transferencia, muy informal. Al crear mi propio sitio de e-commerce, con carrito de compra y medios de pago seguros, las clientas se sienten más confiadas y yo puedo llevar control de stock, facturación y despacho. Digitalizar mi emprendimiento me abrió la puerta a ferias, programas de apoyo y a proyectar mi marca como una pyme formal, no sólo como un hobby”.