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Especialistas locales reiteran necesidad de que menores no ocupen pantallas por más de 2 horas diarias

Diario Concepción
Fotografía: Save The Children
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Actualmente es habitual que los padres entreguen dispositivos móviles a sus hijos a muy temprana edad y sin supervisión, aunque esto ha demostrado que es perjudicial a largo plazo, siendo uno de los causantes de trastornos ansiosos en menores debido a la extensa exposición a la luz que emiten las pantallas.

La alteración que genera este tipo de dispositivos se ve reflejada en la comunicación, los niveles de sueño, la irritabilidad y en la afectación de la atención, la concentración y la memoria, explicó Claudia Ruminot, encargada comunal del Programa de Salud Mental de la Municipalidad de Concepción.

Es por ello que no han sido sorpresa las actuales normas en diferentes instituciones educacionales que prohiben su ocupación en las aulas.

El doctor Pedro Salcedo Lagos, director del Departamento de Metodología de la Investigación e Informática Educacional de la Universidad de Concepción, ve de forma positiva estas medidas, resaltando que durante estas edades es crucial la interacción directa con sus compañeros y profesores, aprendiendo a gestionar sus emociones y pensamientos sin la mediación de las pantallas. “Esta prohibición fomenta el desarrollo de habilidades sociales y de concentración sin la distracción constante de la tecnología”.

Con respecto a implementarlo en cursos superiores, podría traer beneficios en algunas situaciones, pero se debe encontrar un equilibrio “dado que los dispositivos pueden ser herramientas útiles para el aprendizaje en etapas más avanzadas”.

“Lo ideal sería que los dispositivos se integren de manera controlada y supervisada en el entorno educativo, enfocándose en su uso como apoyo al aprendizaje y no como sustituto de la interacción social o de otras formas de enseñanza”, señaló el Dr. Salcedo.

Por otra parte, el especialista en psiquiatría, el doctor Arturo Álvarez Abarzua, comentó que con la prohibición se está “negando la oportunidad de tener el conocimiento a la mano”. Sin embargo, a su vez hacen falta capacidades por parte de los educadores para usarlas correctamente y bajo ciertas condiciones.

El rol de los padres

No obstante, el empleo de las pantallas no se limita únicamente a las salas de clases y a las restricciones de los docentes, así lo mencionó el Dr. Salcedo. Desde el Ministerio de Educación, en su informe sobre “Orientaciones para la regulación de uso de celulares y otros dispositivos móviles”, apuntan que el rol de los padres es el de acompañar, supervisar y ofrecer actividades alternativas a la exposición de las pantallas.  Un elemento que no perjudique ni sustituya las interacciones sociales en los niños.

El papel de los padres con los dispositivos electrónicos es clave, expuso el Dr. Salcedo. Son quienes establezcan reglas claras y consistentes, “incluyendo límites de tiempo diarios y horarios específicos sin tecnología, como durante las comidas y antes de dormir”. Poniendo énfasis en fomentar actividades alternativas en su reemplazo, como la lectura, el deporte y el tiempo de calidad en familia.

Agregando que “los padres deben ser modelos a seguir en el uso de la tecnología, demostrando un uso equilibrado y saludable de los dispositivos. Establecer una rutina diaria que incluya tiempo de pantalla y momentos de desconexión, formación clave para prevenir los efectos negativos de la exposición excesiva”.

Por otra parte, lo más importante y que se hace más énfasis es que los padres, del mismo modo en que lo piden, sigan sus propias medidas. El Dr. Álvarez declaró que los mismos padres ocupan estos aparatos en lugar de compartir con sus hijos.

Sumando que el ser humano aprende por imitación, no solamente por lo que les dicen, sino que copiando el modelo de lo que ven. Y es en eso, reafirmó, que los padres no deben fallar, dado que ellos son las figuras que entregan el modelo a seguir de sus hijos.

Uso respecto a edad y etapa de desarrollo

El Mineduc indicó que la edad para permitir utilizar estos aparatos tecnológicos es a partir de los 2 años, y que hasta los 7 años no superar más de dos horas al día, manteniéndose una supervisión por parte de un adulto responsable. También implementar pausas de 10 minutos por cada hora de dedicación.

El Dr. Salcedo afirmó que en niños mayores de 5 años y en adolescentes “el tiempo de pantalla debe ser limitado a no más de 2 horas diarias fuera del contexto educativo, asegurando que no interfiera con el sueño, la actividad física y otras actividades esenciales para su desarrollo”.
Recalcando que “exceder estas recomendaciones puede aumentar el riesgo de problemas de ansiedad, dificultades de memoria y otros efectos negativos mencionados”.

Según el Centro Justicia Educacional, en su Práctica n°19, hay que retrasar su inicio a tan temprana edad, evitándose en menores de 2 años, ya que puede obstruir la exploración a través de sus sentidos y el juego. En el cual muchas veces se entrega con el objetivo de entretener o calmarlos durante diferentes momentos del día.

Remarcando, nuevamente, el mantener una supervisión constante junto con el establecimiento de horarios y rutinas. Donde niños entre 3 y 4 años no superen más de una hora al día. Evitando al menos una hora de exposición antes de dormir, resguardando sus 10 a 13 horas de sueño.

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