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¿Suplementos vs dieta?: los alimentos deben ser la principal e ideal fuente de vitaminas y salud

Diario Concepción
Fotografía: Contexto | Cedida
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Suplementos vitamínicos o multivitamínicos en comprimidos de venta libre en farmacias y otros establecimientos en que suelen estar en mesones de atención o ser ofrecidos directamente al momento de las compras, o inyecciones con receta médica simple, son de fácil acceso y masivo uso, sobre todo publicitados e incentivados antes y durante la época invernal para fortalecer al organismo para afrontar mejor el inclemente clima y comunes resfríos y gripes.

Así se desencadena un espontáneo y popular uso de estos productos, instalados en el imaginario colectivo como siempre beneficiosos y necesarios de usar sin una indicación mediante.

Aunque, pese a lo común, no es correcto ni ideal y los cuidados con las vitaminas deben trascender a una temporada del año, materia que abordan dos especialistas en salud.

Aporte esencial

Las vitaminas sí son necesarias de aportar, porque el organismo no las produce en la cantidad suficiente y las requiere para funcionar de forma correcta y mantenerse sano, afirma el doctor Andrés Marinovic, pediatra y neonatólogo de Clínica Biobío y Hospital Las Higueras.

Son 13 las vitaminas esenciales, cada una cumple un papel particular e importante al participar en distintos procesos fisiológicos. Sobre éstas destaca a las del complejo B (son 8 como B1, B6, B9 y B12) porque actúan en diversos procesos metabólicos, la función cerebral y la formación de glóbulos rojos; mientras las vitaminas A, C, D y E son antioxidantes y clave para el funcionamiento del sistema inmunológico, entre otros aspectos.

Justamente, la vitamina C, denominada ácido ascórbico, es la más conocida y usada espontáneamente para fortalecer al organismo y prevenir resfríos o gripes, que son contagiosos y se vuelven tan comunes en esta fría, lluviosa y húmeda temporada.

En ese sentido, el doctor Marinovic releva que “la falta de vitamina C puede comprometer el sistema inmunológico, haciendo más propensos a diversas enfermedades infecciosas, especialmente de tipo respiratorio”.

Desde los alimentos

Por eso “es importante asegurarse de que la vitamina C, presente en frutas cítricas y otras, sea parte de la dieta, principalmente de nuestros niños”, resalta.

Y es que “la evidencia científica destaca que una dieta variada y equilibrada es la mejor forma de garantizar una adecuada ingesta vitamínica”, sostiene el nutricionista Mauricio Sotomayor, académico del Departamento de Salud Pública de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc).

En efecto, ingerir una tableta no es la forma ideal ni solución transversal para satisfacer el requerimiento de vitaminas y suplementar sólo se requiere cuando la alimentación no logra aportar la cantidad adecuada por motivos como restricciones alimentarias, aumento de la demanda nutricional por la etapa vital, y ciertas condiciones patológicas que llevan a carencias.

Mejores fuentes

Las vitaminas se clasifican en hidrosolubles y liposolubles.

Frutas y verduras son las fuentes más ricas en vitaminas hidrosolubles como la C presente en cítricos, pimientos y berries; y del complejo B en vegetales de hoja verde, legumbres y cereales integrales”, detalla el nutricionista. “Vitaminas liposolubles como A, D, E y K están en alimentos grasos como aceites vegetales, pescados grasos, hígado, yemas de huevo y lácteos”, añade.

Aunque la vitamina D se obtiene principalmente por medio no alimentario: la exposición a la radiación solar (moderada) propicia que la piel la sintetice.

Ni carencias ni excesos: toda vitamina es necesaria en la justa medida

La evidencia científica y clínica es contundente: las carencias vitamínicas pueden traer diversas repercusiones a nivel orgánico que se manifiestan con síntomas y malestares e incluso se podrían gatillar enfermedades según la vitamina deficiente; e igualmente son negativos los excesos con distintos efectos colaterales asociados.

Y mientras las restricciones alimentarias y/o dietas sin diversidad y con desequilibrios aumentan el riesgo de deficiencias, la suplementación innecesaria lejos de traer beneficios puede llevar a exceder la precisa y adecuada cantidad que el cuerpo requiere para su funcionamiento.

Como ejemplos, el nutricionista Mauricio Sotomayor cita estudios que han demostrado que un exceso de vitamina A puede causar toxicidad hepática y problemas óseos, mientras altas dosis de vitamina D pueden provocar hipercalcemia con síntomas como náuseas, debilidad y hasta daño renal.

En niños, el uso indiscriminado de suplementos sin indicación médica puede alterar el equilibrio nutricional y generar toxicidad por su menor peso corporal y requerimientos específicos”, advierte.

Por lo tanto “no es aconsejable suplementar por cuenta propia: siempre se debe buscar la asesoría de un médico o profesional de la salud”, enfatiza el médico pediatra y neonatólogo Andrés Marinovic.

La consulta y evaluación especializada es la única forma de conocer el estado de salud e identificar la necesidad de suplementación, como también la vitamina y cantidad acorde a cada persona con su particular situación, siempre acompañándose de una alimentación saludable, lo más diversa posible y balanceada en la inclusión de alimentos y nutrientes

¿Cuándo se requiere?

Claro está en que hay casos en que la suplementación vitamínica es necesaria y beneficiosa.

Particularmente, Sotomayor menciona su necesidad ante deficiencias diagnosticadas (mediante exámenes específicos de laboratorio como análisis de sangre) y en condiciones en que las demandas energéticas y nutricionales o estado fisiológico cambian como embarazo y lactancia (madres y bebés), personas mayores, restricciones alimentarias como las dietas vegetarianas, y enfermedades que afectan la absorción de nutrientes como las del sistema digestivo.

De hecho, grupos especiales hay en infantes muy pequeños, afirma el doctor Marinovic. “Lactantes menores de un año siempre deben ser suplementados con al menos 400 unidades internacionales de vitamina D diarias”. En mayores de un año la suplementación se debe considerar según el déficit que puedan presentar y siempre evaluando la alimentación. “En la mayoría de los casos será necesario suplementar con al menos 600 UI de vitamina D”, precisa.

Carencias que más preocupan

El doctor Andrés Marinovic advierte que son múltiples los efectos adversos y síntomas del déficit vitamínico, los que dependen tanto de la vitamina que falta como de la severidad de la deficiencia, pudiendo ir desde inespecíficos malestares hasta condiciones patológicas.

Entre la sintomatología más frecuente que puede indicar de carencias nutricionales menciona “fatiga y debilidad; debilidad de cabello y uñas; problemas en la piel y la boca; problemas musculares y óseos; y alteraciones neurológicas y cognitivas”.

En este sentido, el nutricionista y académico Mauricio Sotomayor expone que la vitamina D es una de las carencias más perjudiciales y comunes en la población, sobre todo porque su principal fuente es la radiación solar de la que hay que protegerse por los graves riesgos que la exposición implica como cáncer de piel. “La falta de vitamina D se asocia con debilidad muscular, dolor óseo y mayor riesgo de fracturas”, apunta. En peores casos puede llevar a raquitismo en niños (por eso se suplementa críticamente en la primera infancia) y osteoporosis en adultos.

En la misma línea, de incidencia y perjuicio, agrega que “la deficiencia de B12 y ácido fólico (B9) puede causar anemia, fatiga, alteraciones neurológicas y trastornos cognitivos”, mientras “la carencia de vitamina A, especialmente en niños, provoca problemas de visión y mayor susceptibilidad a infecciones”.

Como sucede con toda condición patológica, afirma que la detección temprana juega un rol crucial para reducir riesgos y controlar más rápido o fácil: mientras antes se detecte e intervenga se limita el progreso de los efectos orgánicos y las repercusiones sobre la salud.

Para ello es importante tanto atender la diversa sintomatología para consultar y acceder de forma oportuna los exámenes para medir los niveles de vitaminas y los abordajes necesarios.

Aunque lo mejor e ideal siempre es prevenir, las deficiencias y sus complicaciones, lo que para el especialista destaca por sobre todo la importancia de mantener una dieta equilibrada, aprovechando el papel de la alimentación como determinante de la salud y calidad de vida.

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